«El mejor regalo que podemos hacerle a nuestros hijos estas navidades es pasar tiempo de calidad junto a ellos»

• La Navidad es una época del año en la que los adultos podemos padecer un cierto estrés emocional. En el caso de los niños, ¿puede darse también este tipo de síntomas?

La Navidad, como bien dices, es una época de romper con las rutinas, colgar las mochilas escolares y pasar más tiempo en familia. Y aunque intentamos muchas veces adornar las montañas de problemas como si de un árbol de navidad se tratara, también es una época que puede producir estrés en muchos adultos. Aprovechamos también para justificar los excesos de comida y bebida y hacer compras compulsivas, si es que no se hicieron en el Black Friday.

Por otro lado, surge muchas veces un sentimiento ambivalente de melancolía, anhelando volver atrás y estar con aquellas personas que se fueron y recordando quien somos y quien quisimos ser.

Sin embargo, esta montaña rusa de emociones se mezcla con la ilusión de nuestros menores por estos días, con el atisbo de querer mantener cierto orden en días de caos, de limitar el uso de pantallas, y de convertir cada día en un intento de modificación de conducta como moneda de cambio de regalos de Reyes Magos o de Santa Claus.

Para los niños, sin embargo, es diferente y la mayoría lo viven como una época de diversión, ilusión y regalos indiscriminados además de la alegría de no tener que cumplir con los horarios habituales a pesar de que esto puedan conllevar una tendencia a desregularse más fácilmente por la falta de rutina, ambiente predecible y estructurado.

• ¿Cuáles son los principales signos que pueden alertarnos de estas alteraciones en su estado emocional?

Puede darse el caso de que existan otras realidades en las que se acentúan o desencadenan ciertos síntomas clínicos psiquiátricos en los más pequeños de la casa. Sobre todo, en aquellos hogares donde existen dinámicas de convivencia complejas las cuales se convierten en factores de riesgo, en vez de ser un ambiente protector para el menor, donde desconectar y descansar de la jornada escolar.

Por eso, en estas fechas, es importante identificar si el ambiente en el que se desarrollan nuestros menores es un ambiente de respeto y amor o si, por el contrario, es un ambiente de crispación y conflictos continuos. Porque de ser así, el primer regalo que podemos hacer a nuestros menores es pedir ayuda profesional de psicólogos/as y psiquiatras especialistas.

• Tal y como dice el refrán, «es mejor prevenir que curar». Dicho esto, ¿cómo podemos preparar las navidades cuando convivimos con los más pequeños?

Mis recomendaciones generales serían las siguientes: favorecer actividades al aire libre, visitar ambientes navideños y parques infantiles. Anticipar a tus hijos de los planes de celebraciones, comidas familiares y hacerlos partícipes ya que los menores necesitan un ambiente estructurado donde sentirse seguros. Por otro lado, permitirles que se lleven juguetes propios a otros lugares donde se vayan a celebrar las comidas familiares. Hacerles partícipes de los preparativos, a la hora de cocinar, poner la mesa o asignarles una labor como por ejemplo «hacer fotos durante la comida o cena. Y si se sienten cansados, es muy recomendable que tengan la opción de dormir en algún sitio aparte.

• Y cuando hablamos de conflictos o negociaciones, ¿qué enfoque debemos adoptar con ellos?

En el aspecto más relacional, debemos evitar las negociaciones con enfoque negativo. Por ejemplo: «Si no te portas bien, no te traerán nada los Reyes Magos». Es mucho más efectivo emplear los incentivos a corto plazo, como, por ejemplo: «Si me ayudas a preparar el bizcocho, esta noche podrás escoger la película para que veamos en familia»

• Por otro lado, ¿hay alguna recomendación sobre cuántos o qué tipo de regalos son los más adecuados?

En estas fechas suelo preguntar a los menores que qué se van a pedir por Reyes y es curioso porque mi sensación es que muchos ya no saben qué pedir. Tal vez, lo que nos tenemos que plantear es que ellos no necesitan un móvil, sino tiempo para hablar con sus padres y madres. No necesitan el último videojuego del mercado, sino tiempo para jugar a ser super héroes y vosotros sus aliados o enemigos. Porque en esta sociedad cargada de horas lectivas, tareas para casa y actividades extraescolares, lo que no tienen nuestros menores es tiempo, y menos aún, tiempo de calidad para pasar en familia y disfrutar, siempre y cuando haya un ambiente familiar que lo acompañe.

Uno de los regalos que sugiero a los padres es hacer vales o cheques de planes juntos o especiales, como ir al teatro, musical, zoológico, circo etc. Ya que es una forma de darle un valor extra al tiempo que pasamos con ellos.

Todos los niños/as se merecen recibir regalos en esta época, independientemente del esfuerzo, de las notas que saquen o de sus comportamientos en casa, ya que la manera de motivar más a nuestros menores es a través de incentivos y no con consecuencias negativas a largo plazo y menos en épocas tan señaladas como son las navidades.

• ¿Qué papel deben jugarlos padres en esta época del año?

Los padres juegan siempre un papel fundamental en la regulación emocional de los menores. Para ello, es muy importante que se muestren también flexibles en esta época del año, ya que es muy difícil seguir una rutina y por lo tanto es también beneficioso que los menores sean capaces de adaptarse también a los cambios de planes.

Lo que debemos evitar es que esta época del año se convierta en un periodo de estrés añadido, cuando la finalidad es totalmente la contraria.

• Por último, ¿cómo nos pueden ayudar especialistas como psicólogos, psiquiatras o psicopedagogos en todas estas tareas?

Desde la USMIN-AT (Unidad de Salud Mental Infantil, Atención Temprana y Neurodesarrollo) de Vithas Málaga aprovechamos esta época navideña para hacer talleres grupales con nuestros menores a nivel de psicoeducación para limitar el uso de pantallas en vacaciones, establecer rutinas con cierta flexibilidad, priorizar el juego y el tiempo en familia y con amistades porque lo que se trata es de descansar del ritmo de vida tan ajetreado que llevamos tanto adultos como niños/as en el día a día.

Además, a lo largo de todas las sesiones se prioriza trabajar herramientas de gestión emocional para que puedan adaptarse a cualquier situación de cambio de rutina, aunque nunca debemos de olvidar que los menores son espejos de sus cuidadores y lo que debemos de aprender los adultos es a regular nuestras propias emociones para así enseñarles a ellos a gestionarlas con la herramienta más poderosa que existe que es el ejemplo.