Las gafas de sol tienen fecha de caducidad: ¿cada cuánto tiempo hay que renovarlas?
El uso, así como agentes externos, pueden deteriorarlas y disminuir su capacidad de protección
Si usas las mismas gafas de sol desde hace años quizás ha llegado el momento de cambiarlas; porque sí, las gafas de sol caducan. El ... uso y agentes externos como el calor pueden deteriorar las lentes. Así, si están rayadas o han perdido parte de su película protectora (se verán halos en los cristales) dejarán pasar los rayos ultravioletas, lo que puede provocar lesiones tanto en el cristalino como en la mácula del ojo. Una de las más comunes es la fotoqueratitis, cuyos síntomas son dolor ocular intenso, sensación de arena en los ojos, lagrimeo, sensibilidad a la luz, visión borrosa, y enrojecimiento.
¿Y cada cuánto tiempo se recomienda cambiarlas? Depende del uso que se les dé, de cómo se cuiden y del tipo de gafas, pero los oftalmólogos estiman que la fecha habitual de caducidad antes de que perder sus características está entre los tres y cuatro años. En este sentido, aconsejan revisiones anuales oftalmológicas para analizar tanto el estado del ojo del paciente como el de las gafas que utiliza.
Asismimo ofrecen una serie de consejos para mantener las gafas de sol en unas condiciones óptimas. Recomiendan guardarlas en una funda, preferiblemente dura si se van a usar de manera esporádica; limpiar los cristales con productos específicos o con un jabón neutro, utilizando siempre una tela específica para ello (nunca papel), y no dejarlas expuestas a agentes externos como el sol, así como procurar que no se doblen sino que mantengan su forma original.
Comprarlas en establecimientos autorizados y de confianza
De nada sirve cumplir con las recomendaciones citadas anteriormente si las gafas de sol no están homologadas. Como ha recordado recientemente la Dirección General de Consumo de la Junta de Andalucía, «estos artículos se consideran Equipos de Protección Personal (EPP), ya que sus lentes nos protegen de los daños causados por la radiación ultravioleta». Por ello, incide en que hay que adquirlas en establecimientos autorizados y de confianza –como tiendas de óptica–, y «nunca en la venta ambulante o callejera», apunta Consumo.
Para asegurarse de que las gafas de sol están homologadas hay que fijarse en el etiquetado donde debe aparecer tanto el Marcado CE como la referencia a la norma ISO 12312. También debe detallarse, entre otro tipo de información, el tipo de filtro (polarizado, fotométrico o degradado) y la categoría de filtro indicadora del nivel de protección frente al deslumbramiento. Hay cinco categorías para las gafas de sol, desde la 0 hasta la 4.
Las incluidas en la categoría 0 están pensadas para situaciones de luminosidad solar muy baja. Su uso es más estético o de confort para espacios interiores o semicubiertos, días nublados o con poca luz.
La categoría 1 es para situaciones de luminosidad baja, idóneas para uso urbano con luz no muy intensa.
La categoría 2 incluye las gafas con lentes preparadas para situaciones de luminosidad media, adecuadas los días soleados o para hacer deporte como running o ciclismo.
La categoría 3 proporcionar una alta protección y están preparadas para situaciones de fuerte luminosidad, recomendables para su uso en la playa o la montaña.
Por último, las gafas de sol de categoría 4 presentan una protección muy alta frente al deslumbramiento y están pensadas para situaciones de luminosidad muy fuerte, por ello su uso se recomienda en la práctica de deportes de alta montaña como el esquí y deportes acuáticos. Consumo recuerda que las gafas de esta categoría no están permitidas para la conducción de vehículos.
Para el uso diario en un entorno urbano los oftalmólogos aconsejan las gafas de sol con una protección 3, ya que filtran a partir del 90% de la radiación ultravioleta y disminuyen el impacto de los rayos en las superficies blancas, como la arena, el agua o la nieve en invierno.
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