Un estudio revela que la mayoría de trasplantados de riñón tiene déficit de vitamina D

El trabajo, que se ha publicado en la revista científica «Trasplant International», se ha basado en el análisis de cerca de 22.000 trasplantados de riñón, de los cuales el 81,8 por ciento presentaba déficit de vitamina D. Además, un 27,2 por ciento de los trasplantados sufre trastornos musculoesqueléticos siendo la fuerza muscular baja el trastorno más común así como la osteopenia femoral. El hiperparatiroidismo y la hiperuricemia también son trastornos metabólicos comunes tras este trasplante.

El estudio, en el que también han colaborado la Facultad de Fisioterapia y Enfermería de Toledo y el Centro de Estudios Socio-sanitarios de Cuenca, indica que el trasplante de riñón sigue siendo la mejor opción para que el paciente abandone la máquina de hemodiálisis a pesar de estos efectos secundarios. Según los autores de este trabajo, sus conclusiones pueden ser útiles para mejorar la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de estos efectos secundarios para mejorar la calidad de vida del paciente, reducir el tiempo de recuperación tras la cirugía y disminuir las hospitalizaciones.

Vitamina D

La vitamina D, principal carencia de los trasplantados de riñón, cuenta con propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y neuroprotectoras. Además, ayuda a absorber calcio, lo que previene la osteoporosis y el raquitismo, y es fundamental para la actividad de las células cerebrales, para el desarrollo de los nervios y los músculos y para reforzar el sistema inmunitario combatiendo la aparición de bacterias o virus. Esta vitamina puede obtenerse a través de tres vías: de forma natural a través de la piel por la exposición a la luz solar, comiendo alimentos como yemas de huevo, pescado graso -salmón, sardinas o caballa- e hígado, y tomando suplementos multivitamínicos que el cuerpo absorbe mejor si se ingieren con alguna comida que incluya algo de grasa.