Un estudio da las claves sobre cómo hay que comer para evitar la acumulación de grasa corporal
El trabajo, liderado por una investigadora del CSIC, señala los nutrientes y grupos de alimentos que impactan de manera positiva sobre el microbioma intestinal
Un estudio, liderado por Yolanda Sanz, investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA) y publicado en la revista Nature Reviews Gastroenterology & Hepatology, profundiza en la conexión que existe entre la microbioma intestinal y la dieta, y sus efectos en la salud, principalmente en el metabolismo, el sistema inmunitario y el nervioso.
Una de las conclusiones de este trabajo, en el que ha participado un equipo internacional de especialistas en nutrición, microbiología, inmunología y neurobiología, apunta a que el horario de las comidas pueden afectar al impacto del microbioma en la digestión, la respuesta inmune y las hormonas que regulan el metabolismo. Así, «comer a horas irregulares puede alterar la producción de moléculas bacterianas que influyen en la regulación de la absorción de lípidos, lo que podría conducir a una mayor acumulación de grasa corporal».
Asimismo, el estudio determina que los nutrientes y grupos de alimentos que impactan de manera positiva sobre el microbioma intestinal son las frutas, verduras, legumbres, frutos secos y alimentos fermentados., así como la fibra y las proteínas. Por el contrario, el consumo excesivo de alimentos ricos en grasas, azúcares o sal (característicos de los productos ultraprocesados) se asocia con efectos adversos, alteraciones metabólicas e inflamación.
En general, el estudio viene a demostrar que una dieta con un aporte inadecuado de nutrientes afecta de manera negativa en la diversidad y funciones del microbioma -conjunto de microorganismos que habitan en el intestino (microbiota intestinal) y sus genomas-, y puede tener efectos negativos en procesos fisiológicos como la respuesta inmune, las funciones cognitivas o el control del metabolismo energético. Pero esta relación es bidireccional, ya que el microbioma también modifica el valor nutricional y la calidad de la dieta a través de la digestión.
Los autores del trabajo consideran que este hallazgo «resulta clave para entender las causas de la variabilidad individual de respuestas frente a una misma dieta y contribuirá en el diseño de estrategias nutricionales más eficaces y personalizadas, destacan los autores».
La relación entre los alimentos y los órganos
El trabajo liderado por la investigadora del CSIC Yolanda Sanz ahonda también en cómo los metabolitos que el microbioma intestinal produce a partir de los alimentos regulan el metabolismo y las funciones de los sistemas inmunitario, endocrino y nervioso.
Por ejemplo, en el sistema nervioso participa en la regulación del estado de ánimo al influir en la producción de sustancias como la serotonina, la dopamina o el ácido gamma-aminobutírico; mientras qie en el ámbito cardiometabólico, el microbioma ayuda a regular el apetito, la glucemia y la respuesta inflamatoria, especialmente en dietas hipercalóricas.
Por ello, el estudio plantea la necesidad de actualizar las guías dietéticas a medida que se tiene un mayor conocimiento sobre el papel que tiene el microbioma en los efectos de los alimentos sobre la salud. «Aunque las recomendaciones actuales promueven hábitos beneficiosos para la población general (consumo de frutas, verduras, legumbres y alimentos poco procesados, asociados con una microbiota saludable), aún no incorporan criterios específicos que consideren la variabilidad biológica entre individuos», señala.
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