Causas psicológicas que interfieren en la pérdida de peso

Está claro que comer es un acto fisiológico necesario. Sin embargo, el deseo de ingerir puede estar influenciado por gran cantidad de factores psicológicos. Como cuando buscamos canalizar emociones, como la ansiedad, el enfado o la frustración a través de la comida, creyendo que tenemos hambre.

En estos casos, nuestro comportamiento no está controlado por un factor de saciedad, convirtiéndose en una recompensa la sensación de comer en exceso (calmar la ansiedad, sensación de bienestar o alivio) que desencadena y refuerza un hábito difícil de controlar, y que en la mayoría de los casos conduce a padecer sobrepeso u obesidad, y genera sentimientos negativos como la culpa o la tristeza.

Por otro lado, son muchos los estudios que evidencian que variables psicológicas como la motivación, la gestión de los estados anímicos, las expectativas o las creencias sobre uno mismo, predicen en gran medida la buena respuesta o adherencia de las personas a la hora de llevar a cabo un tratamiento para perder peso.

Así, tener en cuenta y trabajar factores psicológicos como los anteriormente referidos, muchas veces es la clave del éxito en la pérdida de peso.

Pero todo ello debe hacerse desde un enfoque multidisciplinar que aborde el sobrepeso y la obesidad, en donde un experto en psicología ayude a identificar y tratar qué factores psicológicos le impiden bajar de peso. Y sobre todo cómo puede modificar su conducta alimentaria adquiriendo las estrategias y habilidades necesarias para conseguir y mantener un peso saludable.