¿En qué consiste la colonoscopia?

Una de sus principales ventajas es que durante la realización de la prueba no solo vemos el intestino grueso con total definición, si no que nos permite realizar a la vez procesos terapéuticos como la extirpación de pólipos o la recogida de muestras para su posterior análisis.

La prueba consiste en la introducción de una cámara de alta definición por el ano con el objetivo de recorrer todo el colon y ofrecernos imágenes en tiempo real. Gracias a las técnicas de sedación actuales, la colonoscopia es una prueba que no produce molestias ni dolor durante su realización, que demora entre 15 y 20 minutos.

La preparación previa a la prueba es quizá la parte más engorrosa, aunque fundamental, ya que para tener una visión correcta de todo el órgano es necesario que esté totalmente limpio. Comienza aproximadamente unas 72 horas antes de la prueba: las primeras 48 horas el paciente debe realizar una dieta sin fibra (fruta, verdura, alimentos integrales, etc.), y las 24 horas antes de la prueba sólo se podrán tomar líquidos siempre que no contengan gas. Luego, 20 horas antes se debe tomar una solución laxante acompañada de abundante agua (11,5 litros). Esta misma solución deberá volver a tomarse unas 10-8 horas antes de la exploración y también deberá ir acompañada de la toma de agua. Finalmente, 5 horas antes de la prueba se iniciará un ayuno total.

Los riesgos de la colonoscopia son mínimos, aunque, como en la realización de todas las pruebas o incluso en la toma de medicamentos, pueden existir.