El aviso de médicos de urgencias: «Algunos fármacos muy comunes pueden agravar el riesgo de golpe de calor»
«Cuando la temperatura corporal supera los 40 grados, no solo fallan los órganos, también empieza a fallar el juicio», advierte la jefa del Servicio de Urgencias del Hospital Quirónsalud Marbella
EP
Miércoles, 6 de agosto 2025, 15:28
El golpe de calor es mucho más que un mareo o una bajada de tensión. Inmersos en la segunda ola de calor del verano, que ... se extenderá hasta el domingo, se ha detectado un aumento de casos con síntomas que van más allá del agotamiento físico, por lo que han advertido de que el calor «puede alterar el comportamiento y la lucidez». Además, los médicos alertan a quienes toman medicación que afecta a la respuesta térmica. Al respecto, desde Quirónsalud han señalado que algunos medicamentos pueden agravar el riesgo de golpe de calor sin que el paciente lo sepa, ante lo que avisan de que son fármacos muy comunes, «como diuréticos y betabloqueantes (para la tensión), antidepresivos tricíclicos, benzodiacepinas o medicamentos con efecto anticolinérgico». Todos ellos pueden alterar la capacidad del organismo para disipar el calor, por lo que recomiendan mayor vigilancia y prevención en quienes lo utilizan.
«Cuando la temperatura corporal supera los 40 grados, no solo fallan los órganos, también empieza a fallar el juicio», ha explicado la jefa del Servicio de Urgencias del Hospital Quirónsalud Marbella, la doctora Esther Hurtado.
Durante las últimas semanas y, coincidiendo con los picos de calor en la provincia de Málaga, su equipo ha atendido a diez personas con síntomas compatibles con golpe de calor, han indicado desde Quirónsalud en un comunicado. Al respecto, han precisado que aunque ninguno de los casos ha sido mortal, sí han requerido tratamiento urgente por cuadros avanzados que afectaban tantos al sistema circulatorio como al sistema nervioso. Sobre los síntomas, explica que inicialmente los pacientes presentan aumento de la temperatura corporal, sudoración profusa, taquicardia, hipotensión, fatiga, debilidad, calambres musculares, mareo, dolor de cabeza, náuseas y piel fría.
Cuando se llega a los 40° y se instaura el golpe de calor, comienzan a aparecer otros síntomas de afectación general como vómitos, confusión, agitación, 'delirium', comportamiento extraño, incoherencia al hablar, convulsiones o pérdida de conciencia. «Posteriormente aparecen señales de daño multiorgánico, como insuficiencia renal, fallo hepático o disfunción respiratoria», enumera.
Aunque el término 'golpe de calor' se asocia con la exposición solar directa, la causa real «es la incapacidad del cuerpo para disipar el exceso de temperatura interna, sobre todo cuando se superan los 30 grados y hay humedad, se practica ejercicio intenso o se está en ambientes mal ventilados» detalla.
«Hasta los 30 grados el organismo puede regular bien la temperatura corporal. Pero, a partir de ahí, si se suman otros factores, esa autorregulación falla», ha relatado la doctora. El resultado no es solo una subida de temperatura, «sino una alteración del sistema termorregulador del cerebro, que puede derivar en conductas incoherentes y estados de desorientación».
Esto lo convierte en un cuadro específicamente peligroso para personas mayores, pacientes con enfermedades crónica o personas con discapacidad cognitiva.
En esta línea, ha insistido en las medidas básicas como evitar la exposición al sol entre las 11.00 y las 17.00 horas; beber al menos dos litros de agua al día, aunque no se tenga sed; evitar el alcohol, la cafeína y las bebidas azucaradas; usar ropa ligera y clara, protección solar, sombrero y gafas de sol; adaptar la jornada laboral en trabajos al aire libre; y, por supuesto, vigilar a mayores y personas con enfermedades crónicas o que vivan solas.
Ante una sospecha de un golpe de calor, la prioridad es actuar con rapidez y «avisar a emergencias, llamando a los teléfonos 061 o 112, retirar al afectado del ambiente caluroso llevándolo a un lugar ventilado y a la sombra, desvestirlo, aplicar paños fríos o compresas mojadas con agua fría en cuello, axilas e ingles, y ofrecerle agua fría, en caso de que el paciente no tenga alteración de la conciencia».
Un golpe de calor puede ser silencioso, progresivo y, a veces, invisible a los ojos de quien lo sufre. Por eso, la doctora Hurtado ha insistido en que «la prevención no es solo una cuestión de hidratación, sino también de atención y acompañamiento».
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