Recibe un trasplante de corazón el mismo día que se convierte en padre
En el Gregorio Marañón. Antonio Salvador, de 39 años, recibe el trasplante en el mismo hospital y a la misma hora en que su mujer da a luz al primer hijo de ambos
J.A. Guerrero
Sábado, 10 de abril 2021, 00:25
Si los niños vienen con un pan debajo del brazo, el primer hijo de Antonio lo ha hecho con un corazón. Ese trozo de vida ... que le faltaba a Antonio llegó el mismo día y en el mismo hospital en que su mujer, Ana, daba a luz a Samuel, el primer vástago de los muy felices padres. Una historia de 'dos por uno' que comenzó a mediados del pasado mes de marzo en la sala de dilatación de Maternidad del hospital Gregorio Marañón, en Madrid. Antonio, con una cardiopatía hipertrófica y a la espera de un trasplante de corazón, acompañaba a su mujer cuando recibió una llamada de sus médicos comunicándole que había una donación compatible, y no había tiempo que perder.
«Se nos juntaron dos momentos muy especiales, me costó unos minutos tomar esa decisión porque no quería perderme el nacimiento de mi primer hijo», recuerda Antonio, que, una hora después y en un edificio pegado al paritorio, entraba en quirófano para someterse a la complicada intervención. «En ese momento todavía no había sido padre; hablé con mi mujer por videollamada y nos deseamos suerte. Cuando me desperté tuve una doble satisfacción».
La misma satisfacción que tuvo Ana, que recuerda que «cada uno se enfrentó a su momento por separado pero con la alegría de saber que todo iba a ir bien». Efectivamente, todo salió bien y esa tarde Antonio volvió a nacer y nació también su hijo en ese doble guiño a la vida.
Los propios cardiólogos aún recuerdan el shock con que su paciente recibió aquella llamada. «Se quedó impactado y tuvo sus dudas lógicas, pero en unos minutos asimiló la noticia, y finalmente tomó la decisión correcta porque su corazón se estaba deteriorando progresivamente», detalla Eduardo Zatarain, médico adjunto del Servicio de Cardiología del Gregorio Marañón.
«Ahora podrá llevar una vida relativamente normal, tendrá que tener cuidado el primer año con las infecciones y le iremos controlando el posible rechazo del órgano con fármacos de última generación», cuenta el galeno, que reconoce que estas situaciones no se estudian en los libros de Medicina. «Todo el equipo multidisciplinar pasó momentos de nervios, pero saber que hemos prolongado su supervivencia y mejorado su calidad de vida lo compensa todo», subraya el doctor Zatarain.
Antonio, que aún se recupera del trasplante, debe al Gregorio Marañón un par de vidas. En 2002 tuvo una parada cardiaca al salir del metro y fue precisamente una enfermera de este hospital quien le reanimó. Desde aquel día siempre ha dicho que tenía dos cumpleaños «porque ese día me salvaron la vida». «Tras recibir el trasplante y que ese mismo día naciera mi hijo vamos a empezar a celebrar tres cumpleaños», añade con una sonrisa. Ahora su mayor ilusión es salir del hospital para poder «achuchar» a Samuel. También ha elogiado la implicación de los profesionales sanitarios y ha expresado su agradecimiento «a la enorme generosidad» del donante que le ha dado la vida.
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