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Colin Kaepernick, en medio, escoltado por dos compañeros hace unos meses. Getty
La NFL reaviva la ola antirracista

La NFL reaviva la ola antirracista

La liga de fútbol americano comienza sin indultar a Colin Kaepernick. El jugador que denuncia la discriminación negando el saludo al himno de EE UU no encuentra equipo

joseba vázquez

Sábado, 9 de septiembre 2017, 00:09

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Una rodilla en tierra puede significar muchas cosas. Ocasionalmente, es una postura para la oración y también se adopta como signo de saludo, acatamiento, idolatría, homenaje, sumisión o, cuando menos, deferencia. En el caso de Colin Kaepernick, no. El ex ‘quarterback’ de los San Francisco 49ers, heredero del mítico Joe Montana como mariscal de campo de ese equipo, se pasó toda la temporada pasada realizando el gesto cada vez que en los momentos previos de los partidos sonaba el himno de Estados Unidos. Fue su forma de denunciar «la violencia policial sobre las minorías raciales». «No voy a levantarme para mostrar respeto a la bandera de un país que oprime a los negros. Hay cadáveres en las calles», argumentó. Efectuó su acción por vez primera en los partidos de preparación de agosto de 2016, cuando en las calles de Estados Unidos había muerto media docena de afroamericanos a manos de agentes armados. El resto de la campaña, Kaepernick repitió su expresión en los prolegómenos de cada encuentro, en numerosos casos ya imitado por alguno de sus compañeros. Una afrenta en un territorio donde los compases patrióticos se escuchan en pie, mano en pecho y cara de solemne emoción.

Un año después de su osadía, el jugador, de 29 años, 1,93 de estatura y 104 kilos, se encuentra sin equipo. La NFL (liga estadounidense de fútbol americano) ha iniciado esta madrugada la campaña 2017-18 prescindiendo de un director de juego que, sí, es cierto, había perdido la titularidad en su equipo, pero que en 2013 condujo a los 49ers hasta la Super Bowl y estuvo a punto de hacerlo campeón por sexta vez en su historia. ¿Obedece su ostracismo solo a una desagradable coincidencia? La mayoría de expertos coinciden en que el deportista es claramente mejor que muchos de los más de cuarenta ‘quarterbacks’ que las 32 franquicias de la liga han fichado este verano. Aaron Rodgers, de los Green Bay Packers y uno de los mejores mariscales de campo de la NFL, lo tiene claro. «Creo que Colin debería tener equipo. No lo tiene por sus protestas y no por un tema deportivo». Tom Coughlin, vicepresidente ejecutivo de los Jacksonville Jaguars, admite que su escuadra ha estudiado el fichaje de Kaepernick estas semanas, pero, al ser interrogado si su descarte ha tenido que ver con el gesto de protesta del jugador ante los sones del himno nacional, se ha mostrado escurridizo: «No voy a explicar eso. Solo digo que decidimos no contratarlo».

Apoyos al nuevo símbolo

Kaepernick no ha rebajado su discurso por ello. Al contrario, el pasado 4 de julio, Día de la Independencia de Estados Unidos, publicó este mensaje en las redes: «¿Cómo podemos celebrar la independencia en un día que intencionadamente se la robaron a nuestros ancestros». Colin, hijo de madre blanca y padre negro, atraviesa una situación contradictoria. Los equipos han hecho de él un apestado, mientras que el Museo de Historia Afroamericana expone ya algunas de sus prendas deportivas. Convertido en el último símbolo contra la segregación racial, su propio aspecto, con ese voluminoso pelo a lo afro, le sitúa metafóricamente en las décadas de los sesenta y setenta, cuando se extendió el activismo en favor de los derechos cívicos en su país. Es también el sucesor de otros deportistas significados en este sentido: el atleta Jesse Owens, el tenista Arthur Ashe o el inolvidable Cassius Clay, Muhammad Ali. Y, por supuesto, los velocistas Tommy Smith y John Carlos, que desde el podio de México’68 rindieron un impactante homenaje al ‘Black Power’ que dio la vuelta al mundo.

Abajo, Tommy Smith y John Carlos en México’68.
Abajo, Tommy Smith y John Carlos en México’68. Getty

Kaepernick ha sido tildado de «antipatriota» desde algunos sectores, pero han sido mayores las muestras de apoyo. Ocho decenas de policías, entre ellos Frank Serpico, el veterano al que Al Pacino dio vida en el cine, se manifestaron el 19 de agosto en Nueva York. «Yo estoy con Kap», se leía en sus camisetas. Cuatro días más tarde, un millar largo de personas se congregó frente a las oficinas de la NFL en Park Avenue en una concentración alentada por otro activo antirracista, el cineasta Spike Lee. Y en numerosos partidos de pretemporada se han visto carteles de respaldo y jugadores puño en alto en muestra de alineamiento con Colin.

Kaepernick fue abandonado por su padre al poco de nacer. Su madre, Heidi Russo, una jovencita blanca de 19 años, lo entregó en adopción a Rick y Teresa Kaepernick, una pareja también blanca. Se inició en el baloncesto y el béisbol, pero pronto destacó en el fútbol americano. Desde hace dos años vive con Nessa Diab, una presentadora de radio y televisión, y sigue una dieta vegana. Elevado a la categoría de icono en buena parte por el desprecio de los propios equipos de la liga, aguarda ahora el indulto de alguno de estos.

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