A diferencia de lo que pudiera pensarse, la bondad de un diseño arquitectónico clásico no reside en su riqueza decorativa sino en el equilibrio de ... sus partes, concretado en la relación proporcional entre ellas se haya establecido. La belleza, al final, es pura matemática; su formulación numérica es una sucesión que se traduce de forma gráfica en una espiral desarrollada en el interior de un rectángulo cuyos lados guardan entre sí una relación exacta: la «proporción divina». La cuestión planteada rebasa las posibilidades de este artículo, pero podemos intuir lo cierto de esta proposición plantándonos ante la fachada del palacete de la plaza Mitjana: el aura de nobleza que transmite no es casual, es pura geometría. Su elegante sobriedad se rige por unas pautas que, en realidad, están siempre presentes en la naturaleza.
Sí, sobre gustos hay mucho escrito; lo que pasa es que no lo hemos leído...
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