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Ringer recibe exultante la corona de Miss Superviviente del Holocausto 2018 A.S.
Miss Superviviente del Holocausto

Miss Superviviente del Holocausto

Tova Ringer, una nonagenaria que sobrevivió a Auschwitz, donde los nazis ejecutaron a toda su familia, gana el polémico concurso celebrado en Israel. Defensores y detractores de la iniciativa dividen al país

ICÍAR OCHOA DE OLANO

Jueves, 1 de enero 1970

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Tova Ringer tenía veinte años y ni un solo familiar vivo en 1945, cuando la Segunda Guerra Mundial terminó y los aliados liberaron el campo de concentración polaco de Auschwitz. Sus padres, sus hermanas y otros parientes que habían sido confinados junto con ella en aquella siniestra ciudad de barracones y muerte fueron uno por uno exterminados. Solo ella logró escapar a la avidez sanguinaria del III Reich. 73 años después, en la ciudad portuaria de Haifa, en Israel, le acaban de nombrar Miss Superviviente del Holocausto. Y Ringer no puede estar más contenta.

No es ninguna broma de trazo grueso de esas que circulan en forma de tuit y, a menudo, con remitente anónimo. La tercera localidad más poblada del Estado hebreo es el escenario de un certamen de belleza anual dedicado a aquellas mujeres que vivieron el genocidio nazi y aún lo pueden contar. De las doce participantes que se dieron cita esta vez en la pasarela, todas ellas entre 74 y 93 años, Ringer fue la que consiguió hacerse con los favores del jurado. Cuando, entre aplausos, la coronaron y la impusieron la banda que la acredita como Miss Superviviente del Holocausto 2018, esta polaca de 93 años, a la que los carniceros de Auschwitz le amputaron su familia entera, estalló de júbilo. «Es algo especial y genial estar aquí, rodeada de tanta gente», acertó a decir, exultante de felicidad.

Madre de dos hijos, abuela de cinco nietos y once veces bisabuela, a Ringer le gusta jugar al rummy (un juego de cartas internacional) y al bridge, practica regularmente gimnasia y camina a diario al menos dos kilómetros. Aunque todos son indicios de una existencia apacible, el infierno sigue palpitando en su interior. «Muchas personas no entienden lo horribles que fueron las cosas durante el Holocausto. Hay quien cree que los sobrevivientes no somos personas normales, como ellos, y que exageramos lo que nos sucedió entonces», se lamenta.

«Mucha gente no entiende lo horrible que fueron las cosas en aquel tiempo», lamenta Ringer

Pese a la alegría con la que acogió el premio y a sus palabras posteriores, el inédito concurso, cuya primera edición se celebró en 2012, sigue suscitando polémica y divide a Israel entre detractores y defensores. A la cabeza de estos últimos, Yad Ezer L'Haver (Echando una mano a los amigos), la organización benéfica que lo promueve, un colectivo con serios problemas económicos, a quien va destinado todo el dinero recaudado, y que trata de procurar alojamiento, comida y calor a los supervivientes del genocidio nazi.

«No es un concurso de belleza al uso», explica su portavoz, Tami Sinar. «Es más bien una noche para poner en valor a las mujeres sobrevivientes del Holocausto. Muchas se sintieron estigmatizadas por sus terribles experiencias, como si tuvieran una mancha. Algunas sufrieron después rechazo e incomprensión. Por eso, queremos que sientan que son hermosas, maravillosas y reconocidas. La elección tiene más que ver con la personalidad que con el aspecto», agrega.

Otras voces dentro del propio colectivo, como la de Dalia Sivan, rechazan de pleno la iniciativa porque «exhibe de forma pública el sufrimiento de los sobrevivientes». En este mismo sector se ha alineado la política israelí Colette Avital, para quien se trata de un acto «totalmente macabro».

Más de siete décadas después del fin de uno de los periodos más mortíferos y espeluznantes de la historia de la humanidad, cerca de 220.000 supervivientes residen en Israel. Muchos, en condiciones de precariedad. Se estima que otros 100.000 lo hace en Estados Unidos; un tercio de ellos, por debajo del umbral de la pobreza.

La promotora del certamen, la organización benéfica Yad Ezer L'Haver, defiende que su objetivo es «hacer sonreír» a las supervivientes del genocidio nazi, «que celebren y se diviertan».

Dentro de la propia organización hay un sector que lo rechaza porque considera que el sufrimiento de los supervivientes «se exhibe públicamente». La política israelí Colette Avital tacha el concurso de «macabro».

Tova Ringer, de origen polaco, era una adolescente cuando fue confinada junto con sus padres, hermanas y otros familiares en el campo de concentración de Auschwitz. Solo ella logró salir con vida de allí. Tenía veinte años.

Reside en Haifa (Israel) y tiene 93 años, dos hijos, cinco nietos y once bisnietos. Le gusta jugar al rummy (un juego de cartas internacional) y al bridge. Practica regularmente gimnasia y camina todos los días al menos dos kilómetros.

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