«El magma puede estar buscando nuevas vías para salir a la superficie»

De acuerdo con la directora en Canarias del Instituto Geofráfico de España, María José Blanco, este comportamiento del volcán puede obedecer a un cambio en el conducto que lo alimenta. Tal circunstancia llevaría aparejada una disminución del contenido de gas y un menor aporte de material volcánico.

Las mediciones hechas concluyeron que la hinchazón del terreno, producto de la presión del magma, había remitido. Pero la buena noticia se vio empañada por la aparición de un enjambre sísmico al sur del volcán, en Fuencaliente, a una profundidad de diez kilómetros. Si no hubiera sido por el concurso de los sismógrafos, los temblores hubieran pasado desapercibidos. Una de las hipótesis que se manejan es que el magma se haya desplazado, lo que puede acarrear un nuevo foco emisor. «Debemos estar atentos para comprobar si hay una deformación en esa zona de la isla y a partir de ahí trabajar con otros escenarios», dijo López.

El investigador del Instituto Geográfico Nacional (IGN), Stavros Meletlidis, explicó en el Canal 24 horas que las pausas de la actividad del volcán podrían deberse a que el magma, en las profundidades de la caldera, «está buscando nuevas vías para salir a la superficie», aunque «lo más probable es que vuelva a salir por el cono principal».

El comité científico del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende, estima que el volumen de material arrojado por el volcán de La Palma, tanto en las coladas como el cono, se cifra en 46,3 millones de metros cúbicos, más que el expulsado por el Teneguía (24 días activo) hace medio siglo.

El frente de lava se encontraba entre 800 y 1.000 metros del mar. Si la lengua de fuego llega al océano, se producirá un choque térmico y una vasta reacción química. Lo previsible es que el magma desprenda una enorme columna de vapor de agua y se produzca una acidicación del mar, al desprenderse ácido clorhídrico, entre otros gases. Por añadidura, los gases pueden vitrificarse en forma de esquirlas e incoporarse a la nube, según el vulcanólogo José Luis Barrera.

Con un tono tranquilizador, Morcuende, aseguró que la incidencia sobre la población tendría un «impacto mínimo». «Las nubes producidas por el choque térmico se diluyen rápidamente», aclaró. La dirección de los vientos hacia el sureste puede llevar las emisiones de ceniza y dióxido de azufre a La Palma, La Gomera y Tenerife.

El área cubierta de cenizas ocupa 1.507 hectáreas. Las partículas ya han llegado a Santa Cruz de La Palma, la capital de la isla. Los bomberos y diferentes equipos se afanan en limpiar los tejados del peso de esta ceniza, que puede provocar derrumbes, sobre todo si se apelmaza al juntarse con el agua. Por eso las autoridades recomiendan barrer y utilizar sopladores, no fregonas.