Borrar
Levantamiento de uno de los cuerpos de la calle Linares. CARLOS ESPESO
Investigan la muerte violenta de dos mujeres y un hombre en Valladolid

Investigan la muerte violenta de dos mujeres y un hombre en Valladolid

Los cadáveres se han encontrado en dos viviendas cercanas

ANTONIO CORBILLÓN y ÁLVARO MUÑOZ

Sábado, 13 de agosto 2022, 19:32

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Tres cadáveres, dos de ellos con signos de violencia, y dos escenarios. Todo ello en el barrio de La Rondilla (Valladolid). La Policía Nacional investiga desde este sábado la muerte violenta de dos mujeres, madre e hija, y la de un hombre, que fueron hallados sin vida en dos edificios cercanos entre sí (a escasos 200 metros) en los que se declararon también dos incendios en un intervalo corto de tiempo.

La primera llamada que recibió el servicio de emergencias se produjo a las 16:25 horas, momento en el que se informaba de un incendio en el número 2 de la calle Marqués de Santillana. Una vez extinguidas las llamas, los bomberos y los agentes encontraron el cadáver de Juan Carlos Palomino Casado, de 72 años y con signos presumiblemente de muerte violenta.

Cinco minutos más tarde, entraba otro aviso a los servicios de emergencia. Una mujer, María del Carmen González (78 años), insistía en que no sabía lo que le pasaba a su hija, Eva María Asensio, que se encontraba en su vivienda. Minutos más tarde, en la casa de Eva María, en la calle Linares, 32, los bomberos tenían que extinguir otro incendio en que se hallaban las dos mujeres sin vida y en el que una de ellas presentaba signos de violencia.

Tras hallar los tres cuerpos sin vida, agentes de la Policía Nacional y funcionarios del Instituto de Medicina Legal se dividían entre los dos escenarios para buscar posibles conexiones entre los dos sucesos. La calma, sorprendentemente, se apoderaba de las dos calles en La Rondilla. Por esas vías, los vecinos no sabían qué había sucedido a pesar de que aún, a primera hora de la tarde, los cadáveres no se habían levantado.

Esa era la situación en Linares, 32. Muchos de los inquilinos del bloque desconocían lo ocurrido minutos antes. «Hemos visto el revuelo después, pero hasta ahí», esgrimía cada vecino del número 32. Tan solo los pisos más elevados se percataron de lo ocurrido al estar más cercanos con el hogar de Eva María (5º B). «Hemos tenido que proporcionar cubos de agua, pero no sabemos más. Parece que el fuego venía del interior de una de las habitaciones», recalcaba otra de las propietarias sobre el piso de Eva María, que vivía sola en esa casa «desde hace unos treinta años».

«No nos creemos todavía lo que ha pasado. A Eva María le traía su madre todos los días la comida porque viven muy cerca», completaba un vecino del primero, que, como muchos, se enteró de lo sucedido cuando vio salir las dos camillas cubiertas con sábanas blancas y en los que se hallaban los restos de María del Carmen y Eva María.

Tras más de dos horas de fotografiar todos los rincones de la casa, los agentes abandonaron la calle Linares para poner rumbo a la calle Marqués de Santillana. En ese punto, la huella del fuego era más visible. Ventanas abiertas, persianas calcinadas y olor a quemado desde el inicio de la calle.

«Un visto y no visto»

A las 32 viviendas del número 2 de la calle Marqués de Santillana, el fuego les sorprendió pasadas las 16 horas. Una vecina que pasaba por la calle vio cómo salía humo de las ventanas y la terraza del primer piso. «Vivimos en el 4º piso –explica José, expresidente de la comunidad de propietarios– pero en el 2º ya no se podía respirar. Por eso nos han mandado a los mayores que nos encerráramos en casa». Fue un visto y no visto. En unos minutos, los bomberos habían extinguido el humo que solo afectó a la vivienda y en la que también encontraron el cadáver de Juan Carlos Palomino Casado.

En las dos viviendas se declararon también dos incendios en un intervalo corto de tiempo, sofocados por los bomberos

Todos los vecinos del número 2 de Marqués de Santillana tenían su particular 'ficha' vital de este hombre. Vivía en el piso familiar de la primera planta en el que se había criado con sus cuatro hermanos. Tras la muerte de los padres (el nombre de su madre aún figura en el buzón) se quedó con la casa. Exconductor de ambulancia jubilado, todos le recuerdan como «un buen hombre, correcto y amable… hasta que se metió en el 'trapicheo'». Mary, vecina puerta con puerta en el primero, resume el retrato robot general. «Tarde o temprano tendría que preparar otra de estas», refrendaba el corrillo de residentes que se acercó a ver el exterior calcinado.

Aunque Carlos, como le conocían todos, vivía solo, los vecinos relatan un constante trasiego de gente que llamaba a su puerta. Al parecer su última pareja estable había fallecido hace algún tiempo. «A veces se equivocaban y llamaban a la mía y me tocaba enviarles para allá», rememora Mary, a ratos visiblemente afectada.

Hace dos años, el fallecido ya protagonizó otro siniestro con fuego. «Ya la preparó un día de invierno en que se dejó una sartén en la cocina y nos tuvieron que desalojar a todos», explica a gritos desde la terraza una pareja de vecinos del segundo piso. La vinculación de la familia con la calle Marqués de Santillana incluye la panadería que estaba justo debajo de la casa. Era la Boutique del Pan, que regentó su hermano Miguel durante unos años.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios