Estética para el verano

Actualmente, trabaja con la línea Janssen, una marca cosmética que trabaja a nivel mundial y de una calidad reconocida por sus propios clientes. A muchos de ellos los lleva tratando desde que comenzó en 2004. «Para mí este tipo de clientes son muy gratificantes, ya que me recuerdan cómo empecé y que les gusta cómo trabajo», reconoce.

Nekhorosheva trabaja todo tipo de tratamientos faciales, como la despigmentación o las limpiezas de cutis. También hace las manos y los pies, y también masajes relajantes, entre otros tratamientos. «En verano existe una cultura de cuidarse más. Todos quieren lucir un cuerpo diez. Y aunque eso no siempre sea posible, sí que lo es mejorar su aspecto físico con diferentes tratamientos cosméticos», reseña.

Uno de los indicadores que demuestran que Nekhorosheva no se equivoca es el volumen de trabajo que acumula desde mayo hasta septiembre. «Los clientes habituales vienen cada dos o tres semanas, mientras que durante el resto del año muchas veces es una vez al mes», señala Nekhorosheva, una enamorada de Málaga y de su clima.

Esta esteticién reconoce que en estos años ha habido un cambio de tendencia reseñable. Mientras que hasta hace unos años casi el cien por cien de la clientela eran mujeres, desde hace tres años ha notado un incremento considerable de hombres que acuden a su centro para hacerse algún tratamiento de belleza. «Muchas veces son las propias parejas de las mujeres que venían aquí siempre», señala Nekhorosheva.

Y es que hace ya años que los hombres perdieron los prejuicios absurdos de no querer cuidarse y estar al día. Aunque a pesar de dicho incremento en los últimos años, las mujeres continúan siendo el principal porcentaje de personas que se someten a tratamientos estéticos.

Sobre todo, que mantienen una constancia, aunque esta se vea reducida en los entretiempo y vuelvan a desbordar para el verano y fechas señaladas. Una de las cosas que más valora Nekhorosheva es su clientela fija a la que lleva más de un año tratando, aunque todo tipo de clientes reciben un trato preferencial. «Para mí la clave es poder hablar y dejar hablar a la clientela. Recreo una atmósfera relajante con inciensos. Hay que pensar que una sesión de belleza puede durar un tiempo largo, por eso es básico saber llevarla, que todos estemos distendidos y al salir te sientas como nueva y relajada», comenta.

Bromea Nekhorosheva que por eso el oficio de esteticién está muy ligado a la psicología. «A veces te piden consejos sobre cosas de la vida y no sabes muy bien qué decir», ironiza. Aunque siempre sabe reconducir la conversación hacia algún aspecto relativo a los productos y técnicas de belleza, que es más que una apariencia, sino una forma de sentir mayor seguridad ante la sociedad y con uno mismo.

Fruto de todo el esfuerzo que ha realizado Nekhorosheva a lo largo de su vida, ha conseguido una buena cartera de clientes. Sin embargo, ella no se conforma con la formación que ya tenía. Es una entusiasta de las nuevas técnicas. Por eso, cada año viaja a Alemania para continuar aprendiendo nuevas técnicas y conociendo las últimas líneas de marcas. Su objetivo:ofrecer lo mejor, tanto en trato como en técnica como en profesionalidad, al cliente.

Por eso apuesta siempre por un trato personalizado. Porque no todos tienen las mismas inquietudes y demandas, y porque hay tratamientos que pueden venir mejor que otro según el tipo de piel, por ejemplo. Para ello sabe ganarse la confianza de las personas que trata, como ha quedado acreditado, y estas están encantadas de dejarse asesorar por quienes muchas personas consideran ya una amiga. «La persona que venga y se quede satisfecha con los resultados y el trato recibido siempre va a regresar», sentencia orgullosa de todo lo que ha conseguido.