España bate su récord de inventos pero sigue lejos de los países con más patentes

Entre los países europeos con más patentes, España es el segundo que más ha crecido (6,9%) después de Finlandia (9,2%), si bien aún estamos lejos de los estados que más ingenios registran, una clasificación encabezada por Alemania, con casi 25.000 peticiones, y Francia, unas 10.800. Pese a ser la cuarta economía de la UE de acuerdo a su PIB, España ocupa la décima posición en ese ránking de inventores que, de alguna forma, mide también el potencial industrial y el talento innovador de los países.

«España tiene potencial para crecer y eso se tiene que plasmar en un número de solicitudes de patentes y un esfuerzo investigador comparable con su poderío económico», apunta Luis Berenguer (Alicante, 55 años), portavoz de la OEP, que desde su sede central en Múnich protege los inventos en un mercado de 700 millones de personas de 44 estados de Europa. La OEP ha publicado este martes su Índice de Patentes 2023 con datos de todos los países de la UE.

Pese a que, como recuerda Berenguer, «venimos de muy lejos», España no deja de avanzar desde los tiempos que inventó el chupa-chups y el traje espacial, que ya ha llovido. Basta señalar que en los últimos diez años el número de solicitudes de patentes procedentes de España ha crecido un 43,5%. Es el mayor aumento entre los países con más de dos mil inventos anuales.

Los institutos públicos de investigación, las tecnológicas y las universidades lideran las solicitudes de patentes de procedencia española. En 2023, como en años anteriores, ha vuelto a ser el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) el que más solicitudes ha registrado (80) ante la OEP. Le siguen, a bastante distancia, la tecnológica de viajes Amadeus (47) y la empresa vasca de inteligencia artificial Multiverse Computing (24).

Por comunidades autónomas, Cataluña encabeza el ranking nacional, con 731 solicitudes de patentes europeas, el mayor número de su historia. Una de cada tres patentes españolas es catalana, y esa comunidad forma parte del selecto club de las 20 primeras regiones europeas en solicitudes de patentes (la única española). Tras Cataluña figura la Comunidad de Madrid, con 404 solicitudes, y el País Vasco, con 262. Por capitales es Barcelona la que lidera la clasificación con 345 patentes frente a las 295 de Madrid, invirtiendo la situación que había en 2022.

De las invenciones españolas destacan sobre todo las relacionadas con el ámbito sanitario y el de la ingeniería civil. De hecho, una de cada cuatro solicitudes está relacionada con las tecnologías sanitarias, sobre todo por el tirón de los productos de los laboratorios farmacéuticos asentados en Barcelona y Madrid. Destacan también las patentes vinculadas al campo de las tecnologías limpias -por ejemplo las baterías eléctricas para automoción- y las relacionadas con la biociencia y la biotecnología, en especial los inventos para luchar contra el cáncer, terreno en el que España ha entrado en el top 10 de países europeos más innovadores.

La ingeniería civil es otro de los sectores que ha experimentado un mayor crecimiento en el último año, con un 44% más de solicitudes, al igual que el de la industria de motores, bombas y turbinas (un 40% más).

Se da la circunstancia de que en casi la mitad de las solicitudes de patentes europeas procedentes de España hay al menos una mujer inventora. Nuestro país encabeza el ranking europeo en este ámbito.

Luis Berenguer valora que cada vez más empresas e instituciones españolas llamen a la puerta de la OEP para patentar sus inventos. «Después de unos años de inestabilidad marcados por la pandemia, vemos cómo ha vuelto el crecimiento a niveles incluso más altos que en los años anteriores a la covid. Estamos muy felices de observar que España sigue esa trayectoria ascendente«.

El portavoz de la OEP se muestra «gratamente» sorprendido por los pasos dados en el terreno de las patentes relacionadas con la fabricación de baterías eléctricas para la industria del automóvil, «lo que significa que España está abrazando la nueva economía verde y el cambio energético que tanto necesita el planeta».

También hace referencia al hecho de que sea un centro público como el CSIC el que tira del carro de las patentes de investigación en España, frente a lo que sucede, por ejemplo, en Alemania, donde es el sector privado el motor de la innovación. «Una cosa no es ni mejor ni peor que la otra; lo importante es que el sector público luego transfiera al mercado las tecnologías y los desarrollos científicos para que la empresa privada implemente esas invenciones».

Entre los últimos ingenios españoles premiados por la OEP destacan el exoesqueleto pediátrico inventado por la ingeniera industrial vallisoletana Elena García Armada (Premio Inventor Europeo en 2022), y el cuero vegetal Piñatex, de Carmen Hijosa. A partir de las hojas de piña, esta diseñadora textil asturiana ha creado un material sostenible que ha revolucionado el mundo de la moda, y por el que quedó finalista al Premio Inventor Europeo en 2021.

Berenguer cita con cariño otro invento español, quizás no tan conocido por el gran público, pero que en su momento supuso el 'no va más' de la telefonía. Se trata del invento de la empresa catalana Fractus, que a comienzos de los años 2000 desarrolló una tecnología para integrar las antenas de los teléfonos móviles dentro de las carcasas. Antes, las antenas sobresalían de la estructura del aparato, pero de eso ya ¿quién se acuerda? Gracias a una compañía de aquí el manejo del móvil es mucho más cómodo y eficiente. «Suena a un invento coreano o alemán, pero es español», apostilla orgulloso Berenguer.