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Pablo Laguia
«Cuando empecé nadie quería contratarme»

«Cuando empecé nadie quería contratarme»

La Granizada ·

Ha dado conferencias internacionales, y solo con sus viajes fotográficos del año pasado, calcula haber dado tres vueltas al mundo. Este malagueño vive del amor, concretamente el de las parejas que buscan un buen reportaje de fotos en bodas o en algún destino paradisíaco

marina rivas

Viernes, 27 de julio 2018, 00:49

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Su futuro en el mundo de la enseñanza se truncó cuando apareció la primera cámara de fotos en su vida. Desde entonces, el nerjeño, Serafín Castillo, pasó de lavar vasos y hacer fotos en una discoteca a viajar por los lugares más recónditos del mundo para ser fotógrafo de bodas. Asegura que las marcas con las que colabora, junto a las páginas web y su Instagram, son su principal fuente de clientes: desde parejas de su pueblo, hasta ceremonias en Nueva York, Italia, Perú… e incluso alguna que otra también de caras conocidas. Aunque asegura que los comienzos fueron difíciles por su estilo más creativo, ahora tiene un calendario abarrotado de eventos.

–¿Cuántas cámaras puede tener ahora mismo?

–Profesionales de alta gama, unas cinco o seis, y que haya llegado a tener, unas 20. Es una inversión alta pero merece la pena.

Ahora lo amortiza con tanto reportaje…

–Por lo menos tengo cuatro al mes, no me gusta abarcar mucho más porque quiero dedicar tiempo a cada uno. Cuando empecé no me quería contratar nadie y me tenía que buscar las bodas fuera y ahora me están saliendo más bodas que nunca por aquí. Antes mi estilo era difícil de vender, era más innovador y ahora no tengo apenas disponibilidad.

–¿Siempre se planteó ser fotógrafo?

–La verdad es que vino de casualidad, mis padres son abogados, mi hermano estudió Derecho y yo hice Educación Primaria y cuando acabé la Universidad apareció una cámara de fotos en mi vida y hasta ahora. Y con mi primera cámara empecé a trabajar en una discoteca de mi pueblo.

–¿Y el dedicarse exclusivamente a las fotos en pareja?

–Yo es que cuando acabé la Escuela de Arte, en Motril, al acabar las prácticas no me fue muy bien y me puse a buscar estilos en Internet y este me gustó.

–¿En qué se fija para hacer un reportaje así?

–Siempre intento conocer un poco a la pareja antes, sus gustos, la gente que es importante para ellos. La boda es el día de la pareja pero alrededor de esta hay muchas más historias que contar: familia, mejores amigos…

–¿Ha calculado a cuántas parejas ha llegado a fotografiar desde que empezó?

–Llevaré sólo unos 6 años pero puedo calcular unas 35-40 bodas al año, así que supero las 200 parejas.

Muchas de ellas, de fuera de España…

–Sí, viajo muchísimo fuera, sobre todo a Sudamérica y también extranjeros que vienen a hacer sus bodas a España. He estado en Francia, Portugal, Italia, Perú, Argentina, Uruguay, Estados Unidos…

–¿Nunca se ha perdido en algún viaje?

–Una vez, cuando fue el atentado de 'Charlie Hebdo', yo estaba en el aeropuerto en Francia y no nos dejaron despegar y perdí la conexión con Nueva York, llegué 10 horas tarde a mi destino.

–¿Y no les pregunta cómo llegan a usted?

–Muchos me encuentran por Instagram, también por revistas como 'Vogue', por webs o blogs internacionales de bodas; algunas marcas del sector, como Pronovias, también me recomiendan…

Además, algunos de sus trabajos han tenido repercusión internacional, ¿no?

–Sí, he estado varias veces en listados de los mejores fotógrafos de bodas del mundo, listados que hacen fotógrafos de culto o webs especializadas. Aunque eso no es la Biblia, hay gustos para todo. También quedé finalista, en mi segundo año de trabajo, en un certamen de fotógrafos de boda en Europa, que se organiza todos los años en el Congreso Boda F Europa, donde este año imparto también una charla.

Ahora que llega a proyectos así, imagino que sus padres ya no le dirán nada sobre la decisión de ser fotógrafo…

–Tengo la suerte de que mis padres siempre me han apoyado y ahora sí que están muy orgullosos. Empecé lavando vasos en una discoteca y ahora hago fotos de bodas en otros países.

Incluso ha llegado a contratarle para su boda algún personaje conocido, ¿no?

La última más sonada fue la de la hija de Isabel Preysler, Ana Boyer, que se casó con Fernando Verdasco y salió en el 'Hola' dos semanas. También la segunda boda que hice fue al hermano de Amaia Salamanca, por ejemplo. Cuando haces bodas así, lo mejor es no hablar mucho de ello porque es normal que quieran mantener la intimidad, yo sólo voy a hacer mi trabajo.

–¿Cuál ha sido la pareja más rara con la que se ha encontrado?

–Al final no hay parejas raras, sólo personas que se quieren, da igual el sexo. Lo que me ha parecido más extraño ha sido que me contraten para una boda al lado del Machu Pichu, un francés con una peruana. Que me encuentren por Internet y me lleven de un pueblo como Nerja a la otra punta del mundo, es increíble.

–¿Y la boda más divertida?

–El año pasado en Marsella, a mi me encanta la música electrónica y esta fue temática y todo con este tipo de música.

–¿Usted tiene pareja?

–Sí, llevo 9 años con ella.

Lo tendrá complicado para elegir fotógrafo el día de la boda...

–Sí, (ríe). Pero seguramente elegiría a un estadounidense que me gusta mucho, Sean Flanigan, o el ruso, Iván Troyanovsky; o en España, Javier Abad, Marcos Sánchez…

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