Las clases presenciales no corren peligro tras superar dos olas de la pandemia

La ministra relató que todos se «congratularon» porque las cifras del primer semestre demuestran que la apuesta que hicieron en septiembre, mantener abiertas y funcionando con la máxima normalidad la gran mayoría de las aulas, se ha ganado gracias al esfuerzo de centros, comunidad escolar e instituciones, y a la correcta aplicación de los protocolos escolares contra el coronavirus. En su opinión, los colegios son «los lugares más seguros».

Así fue en el primer trimestre y así lo indican los dos datos epidemiológicos y las incidencias del retorno a las aulas tras las navidades. Según la información puesta en común, nada más regresar a las clases, tras las vacaciones, se produjo una ola de contagios, más por alumnos que ya portaban el virus de su entorno familiar y social que porque se infectasen en los centros.

El porcentaje de grupos escolares que fue preciso poner en cuarentena en los primeros días y semanas de clase pasó del 0,7% (menos de 3.000), los que había cuando se dieron las vacaciones, al 1,4%. El pico máximo fue a finales de enero, con un 1,6% de los grupos aislados. En la actualidad, como en el resto de áreas, los contagios y cuarentenas en colegios e institutos descienden «de forma sostenida», con el 1,3% de las clases confinadas a día de hoy. Eso significa 5.827 aulas en cuarentena y solo 32 centros (el 0,11%) cerrados, con 11 de las 17 autonomías con todos abiertos. Ministra y consejeros lo describieron como «un gran logro».

Los datos apuntan dos hechos que permiten confiar en que el curso podrá terminar de forma presencial. El primero, que la aplicación escolar de los protocolos anticovid ya ha logrado superar dos grandes olas de contagios, y, el segundo, que en el peor momento de la pandemia desde el inicio del curso, a finales de octubre y primeros de noviembre, solo hubo que poner en cuarentena el 1,7% de los grupos escolares, unos 7.000 de los 360.000 que funcionan en España. La seguridad en las aulas debería aumentar, también, con la inclusión de los docentes entre los colectivos que recibirán la vacuna en la inminente segunda fase.

La Conferencia Sectorial, además de analizar el grado de resistencia de los centros a la pandemia, se dedicó a debatir sobre la inversión educativa que hará posible, entre 2021 y 2023, los casi 5.000 millones de euros procedentes del fondo de recuperación europeo que España va a dedicar a modernizar escuelas e institutos. La propuesta de Celaá es inyectar estos fondos a las autonomías, a través de programas de cooperación territorial, para ampliar las que ya eran las principales estrategias de mejora del sistema educativo diseñadas y presupuestadas por su ministerio.

La idea es destinar 1.900 millones para el plan de impulso y modernización de la FP que, entre sus grandes objetivos, tiene la creación de hasta 200.000 nuevas plazas –64.000 están ya ofertadas–, la acreditación de las competencias profesionales de más de tres millones de trabajadores, la ampliación de títulos con estudios más pegados a la demanda laboral, la potenciación de la formación en el puesto de trabajo, la conversión en bilingües de al menos un 10% de los ciclos, y la formación de una red de 50 centros de excelencia.

La segunda gran partida, de 1.496 millones, se destinará a la digitalización del sistema educativo, con la compra de 250.000 portátiles o tabletas para préstamo a alumnos –adicionales a los 500.000 que se empezarán a entregar en marzo–, la creación de casi 236.318 aulas interactivas, y la formación de los 750.000 profesores en docencia digital.

El tercer programa más destacado, con 671 millones, busca crear 65.000 plazas de Infantil, sobre todo de 1 y 2 años, dentro de un proyecto a medio y largo plazo de universalización de la educación temprana.

La cuarta y quinta líneas de inversión, con 444 millones, se destinarán a crear 1.460 unidades de atención a los alumnos más vulnerables, con el fin de minimizar el fracaso escolar y la repetición, y a activar planes para reducir el abandono temprano, los jóvenes que no continúan estudios tras acabar la ESO, la enseñanza obligatoria. Son todavía un 16% de los chicos entre 18 y 24 años, la tasa más alta de la UE. Se busca rebajarla al 10%.