¿Hasta cuándo deben dormir los bebés en la habitación de los padres? Los pediatras responden

La razón principal por la que los pediatras aconsejan compartir la habitación es poque se ha demostrado que puede reducir el riesgo de muerte súbita de los recién nacidos. Al tener al bebé cerca, los padres pueden darse cuenta y actuar antes si surge algún problema, además de poder calmarlos y alimentarlo en función de sus necesidades.

En cuanto a la cuna, hay que tener en cuenta ciertos aspectos para garantizar una mayor seguridad. La Asociación Española de Pediatría (AEP) recomienda que sea amplia y confortable, homologada, estable, con formas lisas o redondeadas que garanticen la seguridad.

Ha de tener una altura interna mínima de 60 centímetros, es decir, desde el punto más profundo de la cuna hasta el punto más alto de la barandilla; y si tiene barrotes, la separación entre ellos debe ser de entre 4,5 y 6,6 centímetros, con el fin de evitar que el bebé introduzca la cabeza o alguna extremi­dad entre ellos y pueda quedar atrapado.

El colchón puede ser de muelles, látex o viscoelástico, siempre que sea resistente, transpirable y duro, de modo que el bebé no se hunda en él. Sus medidas han de ajustarse a la cuna, ya que un colchón pequeño puede dejar huecos, con el consecuente peligro de que una pierna o brazo del bebé quede atrapado. Asimismo, conviene introducir el colchón en una funda con cremallera y un protector de col­chón.

En cuanto a su ubicación, la AEP aconseja colocarla en una zona de la habitación lejos de fuentes de calor o frío excesivos, asegurándose de que no hay cordones de cortinas al alcance del pequeño y nunca debajo de cuadros o estanterías. Tampoco hay que colocar cerca objetos que puedan caerse sobre el bebé y los juguetes deben de estar fuera de la cuna.

Respecto al uso de almohadas, la Asociación Española de Pediatría lo desaconseja hasta los 2 años por riesgo de asfixia. A partir de esta edad, puede utili­zarse una muy plana.

El colecho, la práctica de dormir con el bebé en la misma cama, favorece «el desarrollo del vínculo afectivo, el bienestar del niño/a, el desarrollo neuronal y la capacidad de respuestas adecuadas ante situaciones de estrés», como apunta la Asociación Española de Pediatría. Los pediatras señalan la existencia de estudios recientes que demuestran que la cercanía del niño y la madre facilita el mantenimiento de la lactancia materna que, a su vez, tiene un efecto protector frente al Síndrome de Muerte Súbita del Lactante. Pero, ¿es seguro?

En primer lugar, la AEP señala que la decisión de dormir o no con sus bebes en la misma cama es una decisión que deben tomar los padres y que a los pediatras les corresponde únicamente dar información sobre ciertas circunstancias que pueden conllevar ciertos riesgos para los niños.

En este sentido, desaconsejan el colecho en lactantes menores de tres meses de edad; en bebes prematuros o con bajo peso al nacimiento; en el caso de que los padres consuman tabaco, alcohol, drogas o fármacos sedantes; en situaciones de cansancio, especialmente de cansancio extremo, como el postparto inmediato; o si se comparte la cama con otra persona o con otro niño. Y nunca se debe llevar a cabo en superficies blandas, colchones de agua, sofá o sillones.

Para una mayor seguridad, los pediatras recuerdan que, si se quiere tener una mayor proximidad con los bebés, se puede utilizar una cuna tipo «sidecar» (superficie independiente adosada a la cama de los padres), que facilita la lactancia y no interfiere con la frecuencia de las tomas de pecho.