Customizar zapatillas como alternativa a la crisis

Probablemente le ocurriera justamente esto a Ana González. En plena pandemia, cuando parecía (y parece) que las ofertas de trabajo no llegarían nunca, esta malagueña decidió salir de ese bucle de búsqueda y decepción, que lleva a muchos jóvenes a sentirse fracasados, y coger la sartén por el mango. O los tenis por la suela, como veamos mejor.

Esta joven de 21 años, estudiante de Relaciones Laborales en la Universidad de Málaga, exprimía su faceta artística plasmando desde hacía tiempo algunos dibujos en camisetas, zapatos o chaquetas para sus familiares y círculo de amigos más cercano. Todos quedaban encantados con el resultado y, además, eran los únicos en el mundo que llevarían una prenda así, customizada por Ana González. Cuando la pandemia llegó para quedarse y finalizó su contrato como dependienta en unos grandes almacenes, esta joven reconoce que no pudo estar quieta: «Soy una chica muy emprendedora, me gusta tener siempre un proyecto entre manos. Decidí focalizar todo mi tiempo en las zapatillas», cuenta González con ilusión ante este nuevo comienzo muy prometedor.

Cuando a finales de marzo comienza a subir algunos de sus diseños a su cuenta de Instagram, ve que la respuesta de sus seguidores es abrumadora: «Comenzó a compartir mis diseños mucha gente que no conocía y empezaron a llegar seguidores nuevos a mi cuenta de Instagram. En ese momento decidí abrirme una específica para las zapatillas», explica la emprendedora.

En ese instante comienza una aventura que ni González ni sus más allegados esperaban: pedidos desde Sudamérica, Italia, Francia y hasta Estados Unidos. Las zapatillas que esta joven crea de la nada son las de lona blanca, pero plasma en ellas un abanico muy amplio de colores, formas y tamaños al gusto de cada uno. «Somos ya más de 5.000 seguidores en cuestión de dos meses. Nos viralizamos y decidí darme de alta como autónoma», explica a SUR.

Ahora, su día a día como emprendedora ha cambiado sobre manera y tiene todo atado, cuadriculado y muy estudiado: «Me levanto pronto, me preparo mi café y me pongo a contestar correos. Atiendo a mis clientes con todo el cariño del mundo, esto es clave para mantenerlos. Primero formalizo los pedidos por la mañana y los voy preparando por la tarde, los empaqueto y al día siguiente los llevo a mi agencia de correos», cuenta sobre su rutina, que se extiende de lunes a domingo. «Soy muy perfeccionista, ahora que estoy empezando no me puedo permitir personalmente un descanso. Además soy muy inquieta, si no me salen las cosas como quiero no voy a parar hasta conseguirlo», reconoce con coraje y valentía.

En una semana, Ana González explica que puede customizar hasta 70 zapatillas, que es el máximo al que ha llegado, aunque la media suele estar en 30: «A principios de mes solemos recibir siempre muchos más pedidos. A finales, por ejemplo, rondan unos 10 al día», aclara esta malagueña. Las zapatillas, que rondan los 40 y 60 euros, no tienen marca, pero 'Customizando Zapas' ya ha comenzado a trabajar con marcas como Nike o Converse: «Al principio fue muy difícil emprender en una época de paro y, además, el virus no trajo nada bueno para nadie. El deseo continuo de trabajar y emprender hizo cambiar mi mentalidad. Pensé que por qué no podía convertir mi hobbie en mi trabajo y sacarle provecho a algo de lo que disfruto mucho haciendo», cuenta con optimismo.

Además, esta emprendedora tiene algo claro, y es que dar trabajo a su círculo es algo que le hace sentirse muy orgullosa. En la actualidad su pareja le echa una mano con las redes sociales o los pedidos y una amiga suya, Melissa Diago, se encarga de las fotografías y su puesta en redes sociales. Este pequeño equipo cuida al milímetro el más mínimo detalle, tanto es así que su perfil de Instagram (@customizandozapas) es muy visual y contiene los enlaces directos a las zapatillas de su página web para hacer tu compra directamente.

«Cada vez quiero que mi equipo sea más grande y que seamos un negocio versátil. Zapatillas siempre se van a necesitar y este negocio puede cambiar el modelo de zapatillas cuando las circunstancias lo requieran. Jugamos con el arte, que es cambiante y se ajusta a cada persona. Al fin y al cabo se trata de moda y se puede plasmar en sudaderas, pantalones o también camisetas», relata con convicción.

En su salto a la fama, ya han customizado zapatillas para personajes conocidos como Los Gemeliers o Anita Matamoros, además de una larga lista de influencers y 'tiktokers' (aquellos que hacen vídeos en TikTok) que están haciendo que sus pedidos vayan en aumento y que su popularidad crezca en cuestión de poco tiempo: «Mi sueño es abrir la tienda física y vender ahí las zapatillas. Aunque la pandemia ha desarrollado aún más los negocios 'on line' y lo estamos exprimiendo. No tenemos capital suficiente para dar ese salto tan grande, pero lo tengo en mente a largo plazo».

Ana González aconseja a todo aquel que tenga ilusión y una idea a llevarla a cabo, porque es posible vivir de tu pasión si hay ganas de por medio. Hay que encontrar el medio, eso es todo.