La ciudad del atasco eterno
Roma ·
Las obras con motivo del Jubileo, el envejecido parque automovilístico y las frecuentes retenciones hacen de la capital italiana una de las urbes con peor seguridad vial de EuropaVerstappen se ha comportado como algunos taxistas de Roma, conduciendo con mucha agresividad y sin reglas». Las palabras que dedicó recientemente Toto Wolff, jefe del ... equipo Mercedes de Fórmula 1, al piloto rival Max Verstappen, de Red Bull, constituyen la última alusión internacional al calvario cotidiano que supone formar parte del tráfico de la capital italiana en demasiadas ocasiones. Y no sólo por la habitual prepotencia de muchos taxistas, que no han tardado en responder diciéndole a Wolff que llevar un automóvil por las calles de Roma es más difícil que hacerlo en muchos circuitos de la Fórmula 1.
La 'jungla' del asfalto romano ha empeorado estos últimos años con la proliferación de los patinetes eléctricos y la multiplicación de obras con motivo del Jubileo, destinadas a mejorar y modernizar la Ciudad Eterna, sí, pero que dificultan la movilidad urbana mientras no concluyan. Para los romanos y turistas el problema no es sólo de tiempo perdido y salud deteriorada debido a la contaminación. Pagan igualmente un peaje mortal con la multiplicación de baches, señales ausentes y un parque móvil excesivo y envejecido. Según los datos de la asociación ecologista Legambiente, en 2024 fallecieron en Roma 145 personas debido a los accidentes de tráfico, que de media rozan el centenar diario.
Un informe publicado recientemente ha confirmado a la capital como la ciudad más insegura de Italia desde el punto de vista del tráfico, seguida a mucha distancia de Milán y con un coeficiente que dobla al de Génova (en tercer lugar) y casi triplica al de Florencia (en cuarto puesto). Desde el punto de vista europeo la situación tampoco pinta mejor, siendo una de las capitales del Viejo Continente con más atascos y peor seguridad vial. Una de las raíces del problema está en su altísimo nivel de motorización. Con sus 2,7 millones de habitantes, Roma presenta una relación entre número de vehículos y población que duplica al de París, Londres o Copenhague. Según los datos ofrecidos por el Ayuntamiento de Roma, en 2023 había 876 coches, motos, autobuses, furgonetas y camiones circulando por sus calles por cada 1.000 habitantes, una cifra que no ha parado de crecer en los últimos años pese a los esfuerzos, a todas luces insuficientes, para potenciar el transporte público. Basta pensar que el metro sólo cuenta con 3 líneas, 73 estaciones y se extiende por unos 60 kilómetros. En Madrid, en cambio, son 13 las líneas, 302 las estaciones y casi 300 los kilómetros por los que se prolonga la red del suburbano.
Ante esta situación no extraña que ni la fuerzas de seguridad se libren de cometer incidentes mortales en Roma. Una de las últimas víctimas del tráfico romano se llamaba Mirella Lucarini y tenía 86 años: fue atropellada hace unas semanas por un coche patrulla de la Policía cuando estaba cruzando una calle frente a la basílica de Santa Croce in Gerusalemme. Los agentes están ahora siendo investigados ante la sospecha de que se comportaran con imprudencia.
Ni siquiera cuando se va a bordo de una ambulancia los romanos pueden sentirse seguros, como prueba el caso de otra señora octogenaria que estaba siendo transportada a un hospital por los servicios de emergencia cuando un turismo impactó contra ellos de manera violenta en la vía Trionfale, al norte de la ciudad. La mujer fue socorrida por otra ambulancia, pero falleció tras una semana de agonía a consecuencia de las heridas sufridas. No hay más que echarle un vistazo a las páginas de crónica local de los diarios romanos para tomar conciencia del goteo casi diario de muertos.
Tres días perdidos al año
Hay expertos que abogan por reducir a 30 kilómetros por hora la velocidad máxima a la que puede circularse por la ciudad, como ha hecho Bolonia obteniendo una significativa reducción en el número de accidentes mortales. El problema es que los habituales atascos hacen que en Roma la velocidad media de los vehículos en el área urbana sea de 20,9 kilómetros por hora, según el informe Inrix, más o menos la misma que alcanza un monopatín eléctrico. Se calcula que cada automovilista de la capital italiana perdió el año pasado 71 horas en los atascos, casi tres días, una barrera psicológica que podría batirse en 2025 con las obras del Jubileo y el crecimiento en el número de visitantes con motivo del Año Santo.
En 2023 circulaban porlas calles de Roma 876 coches, motos, autobuses, furgonetas y camiones por cada 1.000 habitantes
Más que una eventual reducción de la velocidad máxima, los expertos consideran que una mejoría de la seguridad vial vendría con la modernización del parque automovilístico romano, formado en su mayoría por coches viejos, poco seguros y muy contaminantes. Un reciente estudio de la fundación Caracciolo desveló que más del 50% de los vehículos privados de Roma tiene una antigüedad de al menos 10 años, un porcentaje que no ha parado de crecer en los últimos años. El citado informe recordó la fuerte incidencia de la edad de los automóviles sobre el número de accidentes, su gravedad y la contaminación atmosférica que provocan.
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