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Al cumplir un año ya tenía una raqueta de tenis en su mano. Ahora, recién cumplidos los 18, Alexia González-Galiño tiene una beca para ... hacer sus estudios universitarios en Estados Unidos, gracias al deporte. Este año comenzó a analizar sus opciones. Contactó con una veintena de centros educativos, hizo una criba de cuatro y se decidió por College of William and Mary, una antigua universidad de Virginia. «Quería vivir esa experiencia», dice González-Galiño, que eligió la carrera 'Business and Management'. Comenzó a preparar su postulación hace dos años, creó un perfil en YouTube con un vídeo suyo, para mostrar su nivel en el tenis y su ranking nacional e internacional. «También incluí mis notas académicas, que son muy importantes a la hora de entrar», mantiene González-Galiño. «Una vez que tienes ese perfil, las universidades interesadas te van contactando, tienes llamadas con ellos y vas decidiendo. Todo fue muy rápido».
Como ella, hay casi 9.000 jóvenes españoles admitidos en universidades estadounidenses, algo más de 2.500 cada año. Pero el viaje largamente planeado por estudiantes como Alexia y sus familias sufrió un imprevisto para el 15% de los nuevos alumnos, en edades medias entre los 18 y los 22. Una orden del Gobierno de Estados Unidos suspendió el otorgamiento de nuevas entrevistas en los consulados del mundo. No anulaba las visas ni las citas concedidas, pero sí dejaba en un limbo a los que aguardaban el encuentro consular, para mostrar el documento de admisión universitario y su idoneidad, salir de allí con un permiso para vivir y estudiar. Un proceso que termina con una visa de estudiante. Luego sólo quedaría esperar el día del vuelo, por lo general en agosto, y comenzar el sueño americano.
«En este momento, podemos hablar de tres grupos de estudiantes. Los que ya han terminado el proceso y tienen el pasaporte con el visado; los que tienen la cita para junio o julio, y que está confirmada. Todo sigue normal con ellos», explica Gonzalo Corrales, director general de Keystone Sports Spain, una empresa que se encarga de gestionar becas deportivas universitarias. «Pero también están los que no han terminado el proceso de admisión con las universidades o no han elegido universidad. Tenemos muchos de ellos, a la espera de ser admitidos para pedir la cita y poder terminar el proceso».
En ese tercer grupo se encuentran los perjudicados por la nueva medida norteamericana, que deben esperar a que se resuelva la situación para poder volver a pedir citas, que suelen durar «un minuto y medio o dos minutos», paralizadas ahora en la embajada. «Nadie habla de revocar nada», aclara Corrales, que este año tiene unos 1.200 clientes nuevos que reciben becas deportivas, la tercera parte afectada.
La tenista González-Galiño tiene ya su cita concertada, en una fecha que no coincidiera con sus competiciones. «Estoy tranquila, mi proceso está encaminado», asegura. Los perfiles de los españoles que estudian en Estados Unidos son variados. Los más numerosos son los que se apuntan a un programa de intercambio, con familias voluntarias en colegios públicos para hacer el bachillerato, y a los que no influye la medida por hacer los trámites con bastante antelación. Luego están los que van a cursar los cuatro años de pregrado y los que culminarán estudios de posgrado. Además del currículo académico, buscan perfeccionar un idioma y «vivir experiencias». Los que logran becas por su alto rendimiento deportivo practican sobre todo fútbol, tenis, golf, atletismo, natación y baloncesto.
Las entrevistas suspendidas ahora comenzaron a hacerse en España después del atentado de las Torres Gemelas de Nueva York, en 2001, para la que se necesitaba previamente una carta de invitación del centro educativo. «El trámite demoraba unos tres días», recuerda Pablo Martínez de Velasco, presidente de la Asociación Española de Promotores de Cursos en el Extranjero (Aseproce), que asegura que la suspensión de citas será por «un breve periodo de tiempo, mientras se actualiza la normativa sobre las redes sociales de los solicitantes de visados, lo que producirá «algunos retrasos» y una espera «más larga de lo habitual» por una menor «disponibilidad».
«Un 85% de los visados ya están adjudicados, y faltarían unos 400 alumnos», mantiene Martínez de Velasco, cuya organización hizo una encuesta entre los estudiantes que emigraban este año y que constató que la actividad en la embajada era «normal» con los que ya tenían cita. «Si esto nos hubiese pillado en marzo estaríamos en una situación dramática, con unos 7.000 alumnos afectados, pero no es el caso. No sé cómo serán las entrevistas ahora. No creo que se pongan allí a mirar el móvil».
¿Cuál sería la alternativa para los estudiantes españoles si se cerraran las puertas de Estados Unidos? «Es un escenario inimaginable, sería el caos, pero hay más países como Canadá, Inglaterra, Irlanda, Australia y los europeos», responde Martínez de Velasco. La noticia de la suspensión de entrevistas sorprendió a los agentes mediadores. «No lo esperábamos, pero podemos reaccionar muy rápido para evitar la incertidumbre de las familias», sostiene Corrales. «Hay alarma pero, cuando las cosas vuelvan a la normalidad, terminaremos el procedimiento». Con la cita próxima y un nuevo horizonte vital, González-Galiño dice: «Yo voy sin miedo».
Los gestores españoles de becas y permisos de residencia y estudios en Estados Unidos, con décadas de experiencia, recuerdan tiempos peores. El más reciente, en 2020, cuando la pandemia de covid paralizó el movimiento mundial. «Nos metieron en las casas en marzo y en agosto 200 chavales se fueron, todavía en confinamiento y con todo cerrado», recuerda Pablo Martínez de Velasco, presidente de Aseproce. «Imagínate la incertidumbre de entonces». El otro episodio se remonta a 2015. «En junio hubo un problema informático en todas las embajadas americanas de todo el mundo y no se dio ni una sola cita en dos meses. En agosto volvieron a dar citas y los cientos de chavales que teníamos amontonamos tuvieron sus entrevistas en dos semanas. Al final se fueron todos». Ahora tienen la misma esperanza. «Puede que sean diez días o puede que sean dos semanas, pero la situación se va a arreglar. Las familias pueden estar tranquilas y los chicos podrán ir a sus universidades. Esto genera estrés, pero sí se va a poder hacer», sostiene Martínez de Velasco.
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