Daniel Sanabria: «Los policías somos conscientes de que hay discriminación hacia las personas LGTBI»
El agente participa en el III Congreso Internacional LGTBI de Andalucía para explicar la formación y los protocolos de la policía
Víctor Rojas
Viernes, 6 de octubre 2023, 12:36
El III Congreso Internacional LGTBI de Andalucía ha comenzado con unos discursos abanderando la libertad y la diversidad que se puede vivir en Torremolinos, lugar ... donde se celebra. 'Sandra Almodóvar. El valor de la diversidad' acoge a distintos ponentes para hablar, entre otros temas, de LGTBIfobia. Además, esta jornada, organizada por la Consejería de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad y presentada por Iván Gelibter, periodista de SUR y coordinador de la revista SIX, se puede seguir por 'streaming' a través de https://vimeo.com/event/3760527/embed.
Uno de ellos los ponentes es Daniel Sanabria, inspector de la Policía Local y coordinador del área técnica policial del Instituto de Emergencias Públicas de la Junta de Andalucía, quien hablará sobre formación y los protocolos de la policía contra los delitos de odio y discriminación, especialmente, los que atañen al colectivo LGTBI. En este sentido, Sanabria fue unos de los agentes que trabajaron para conseguir que en España también se pusiera el foco en estos delitos, algo que ya hacían otros países del entorno.
–Los informes apuntan al aumento de los delitos de odio contra el colectivo LGTBI. ¿Cuáles son las causas de este incremento?
–En el Congreso voy a hablar sobre la formación y de los protocolos de la Policía. Te puedo dar una opinión particular. Tengo la percepción de que no necesariamente es que haya un mayor número de delitos, sino que lo que existe es una radicalización de la sociedad y, dentro de esa radicalización, se producen más. También puede haber otros fenómenos como la cifra negra delictiva, que son aquellos delitos que se producen y que no se denuncian. Esto pasa especialmente con los delitos de odio y discriminación. La víctima, normalmente, no es una víctima sencilla, es decir, una víctima de un delito normal y corriente, quienes no tienen mucha dificultad en ir a una comisaría. Por ejemplo, una víctima especial, como es el caso, sufre un delito de ese tipo y no siempre es muy fácil denunciarlo. Incluso porque se tenga una percepción sobre la policía errónea, que es que voy a ir a una comisaría y se van a reír de mí o me van a tratar mal o no van a saber comprender mi orientación sexual. Eso dificulta que se pongan denuncias, sí.
Se están haciendo mejoras día a día, aunque no son suficientes, en el sistema jurídico penal, tanto la policía como la Fiscalía, jueces y sociedad general, para que se persigan los delitos de odio. Además, la mayoría de las víctimas no saben cuándo es un delito de odio. Entonces, cuando das difusión de cuáles son los delitos de odio y la víctima es consciente y le dices que puede llegar a una comisaría a denunciar sin ningún miedo porque no tienen por qué tratarle mal ni tienen por qué no creerle, ¿qué pasa? Que se denuncia más. Ese hecho de que se denuncie más, hace aumentar la estadística y, teóricamente, hay más delitos. Que suban los delitos no es necesariamente porque haya una oleada de gente que va en contra de las personas LGTBI. Puede ser que las personas se hayan atrevido más a denunciar. Está claro que estamos ante una situación social en la cual, el extremismo es cada vez mayor, la gente se entiende menos y a la gente le es más difícil convivir pacíficamente.
–La encuesta 'Estado LGTBI 2023' de la FELGTBI+ señala que un 69,7% del colectivo LGTBI considera que la policía está poco o nada comprometida con ellos. ¿Está fallando en algo la policía o es una percepción errónea?
–En el Congreso explicaré que lo que nos ocupa es el trabajo del sistema jurídico penal en relación a los delitos de discriminación. Esto se viene trabajando desde el año 2006, cuando un grupo de policías de Barcelona, entre los cuales estaba yo, empezamos a contactar con la Fiscalía y a remover un poco las conciencias de que había otros países del entorno europeo, donde se hacía un trabajo específico sobre delitos de odio que en España no se venía haciendo. De hecho, no existía un título como tal en el Código Penal sobre delitos de odio, sino que había algunos delitos que tenían un agravante. A partir de aquí, sobre todo en 2007 y 2008, que fue cuando se aprobaron los primeros protocolos que fueron de la Policía Autonómica de los Mossos y de la Guardia Urbana Barcelona, fue cuando se empezó a trabajar con el primer fiscal que hubo, un fiscal especial de Delitos de Odio que era Miguel Ángel Aguilar, sobre la concienciación. Ya no en la sociedad, sino en la propia Administración porque no era una cosa que la administración tuviese clara que fuese una prioridad. Fuimos apretando, se hizo un congreso LGTBI sobre policía y se empezó a remover eso.
–¿Cómo se extendió desde Cataluña al resto de España?
–Con el paso del tiempo, trascendió y en el resto del estado empezó a haber más sensibilidad sobre ese tema. Y ya la Secretaría de Estado de Seguridad, a través del Cuerpo Nacional de Policía de la Guardia Civil, empezaron a crear también protocolos propios. Eso derivó en una cosa intermedia, que fue la Unión Nacional de Jefes y Directivos de Policía Local (Unijepol), que también crearon una plataforma de gestión de la diversidad y empezaron a tratar el tema y a intentar difundir entre las policías locales protocolos de buenas prácticas. Eso acabó derivando en lo que es la situación actual. La Secretaría de Estado de Seguridad tiene un único protocolo para todas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. De hecho, lo que hay ahora mismo es un proyecto a nivel europeo de formación integral de la policía para que tenga más sensibilidad. No sólo con el colectivo LGTBI, sino en todos los ámbitos en los que pueda haber discriminación.
–¿Qué incluye este programa?
–Este programa implica una formación interna de la propia policía. Una sensibilización de cuáles son los temas del colectivo. De cómo hay que prestar atención cuando alguien sufre un delito de odio. Qué investigación se tiene que hacer para que eso llegue a buen puerto. Y, además, eso se complementa con charlas externas, es decir, con salir, con acercar la policía a la ciudadanía, que es de lo que se trata. Al final la seguridad no es una cuestión de números. Una sociedad no es más segura y las personas no se sienten más seguras porque exista un número mayor o menor de delitos, sino que se sienten seguros porque tienen una percepción propia. Esto es lo que se está trabajando con el proyecto. En nuestro caso, la Junta Andalucía lo fomenta desde la Escuela de Policía: que se le dé una formación suficiente, en nuestro caso, a los policías locales, que son los que están bajo nuestra responsabilidad. Luego cada policía local, obviamente, depende de su Ayuntamiento, pero la formación y coordinación son competencias nuestra y, en ese sentido, lo que intentamos es formarlos de manera que ellos aprendan con esa formación que se les da y no sólo a cumplimentar un protocolo. Se les explica desde la atención al ciudadano cuando quiere presentar una denuncia o ha sufrido discriminación hasta el protocolo para investigar correctamente eso. También cuestiones, que eso es lo innovador, para la prevención. La prevención incluye eso, la comunicación con el colectivo. El problema es que, muchas veces, cuando se hace esa interlocución no la hace la propia policía. Nosotros estamos intentando que sea así o animando a que en el seno de la policías locales se cree una figura de interlocutor con la comunidad.
–¿Cuáles son las funciones del policía interlocutor?
–Esa figura es la que tiene que determinar las zonas geográficas donde hay más presencia e ir allí y presentarse: 'Soy el policía interlocutor y vengo a explicarles e informarles'. Porque, por ejemplo, la gente no tiene conocimiento de que si uno va a una discoteca y le dicen que no puede entrar porque va de la mano de una persona del mismo sexo es un delito de odio y discriminación. Tengo que saber que eso es un delito y tengo que verme con la capacidad y con el ánimo de ir a una comisaría a denunciar y saber que ni se van a reír de mí ni me van a tratar diferente. Ese trabajo es el que estamos intentando que se ponga en valor en la Policía Local en Andalucía, que es nuestra responsabilidad. Luego cada Ayuntamiento decide si quiere fijar esa figura de interlocución. Al final, ese contacto directo con el colectivo es lo que nos va a llevar a que el colectivo tenga una percepción u otra. Esa es la cuestión, no hay una causa determinada. Quizás es esa, la relación policía ciudadano.
–¿Existe ya esta figura de policía interlocutor en alguna Policía Local en Andalucía?
–Sí, hay varias policías locales de Andalucía que tienen esta figura. Incluso, hay unidades específicas de odio y discriminación. Puedo nombrar algunas capitales, que son las que conozco, como Málaga o Granada. No tengo una relación exhaustiva, pero sí que sé que hay algunos que ya lo están haciendo. Los pequeños es mucho más difícil documentarlo. Es un trabajo que está empezando y se está haciendo y como mínimo la formación y el ánimo para que lo hagan, lo estamos haciendo desde la escuela policial, vaya que lo hago yo. Soy el que dedica las horas para intentar convencerlos de que eso tiene que ser así y de que no les cuesta nada.
–Esta es una labor que siempre se ha asociado con las asociaciones y que parecía que no había implicación por parte de otras instituciones o de la policía.
–Correcto. Eso es una idea errónea de que es el propio colectivo es el que se tiene que autoproteger, que también. Pero no puedes dejar las cosas de la mano de una asociación porque se tienen que impulsar desde las políticas públicas. Aunque su labor está muy bien y, de hecho, hay que trabajar en conjunto. En Barcelona me he hartado de ir a todas las asociaciones LGTBI de allí. Me he puesto allí delente con el uniforme para decirles que yo siento igual que ellos y yo soy igual que ellos y que, además, soy policía y resulta que la policía es consciente de que hay una problemática concreta: la discriminación. La gente te lo agradece. Cuando he hecho este discurso, hay gente mayor que vivió la época franquista que me ha abrazado llorando. En esa época la policía los torturaba y, ahora, estamos para ayudarlos. Esa relación policía-colectivo es lo que hay que mantener. Las asociaciones son una gran herramienta. Nos sirven mucho para tener esa relación con el colectivo para focalizar la atención ahí y llegar más a la gente. Pero no tiene que ser algo que las asociaciones se tomen como suyo y como una obligación suya.
–¿Esta formación policial es obligatoria?
–Sí, es obligatoria. Por una parte, la Policía Nacional y la Guardia Civil lo hacen ellos, a través de este proyecto europeo. Los propios policías interlocutores en materia de odio y discriminación son los que se encargan de hacer la interlocución con la sociedad, pero también con los propios compañeros. En el caso de las policías locales de Andalucía lo hacemos desde la Escuela de Policía. Hay una asignatura que se llama diversidad y dentro de esa asignatura es donde a todos los policías de Andalucía que pasan por aquí cuando entran en la policía, en el curso de ingreso que se llama, a todos les damos unas horas de formación y yo les explico la gestión policial de la diversidad, el protocolo ante los delitos de odio… Luego, cada cuerpo de policía local depende de cada ayuntamiento y son los que decidirán si le prestan más atención a ese tema o no. Nosotros ahí ya no somos competentes y no podemos hacer más, pero como mínimo la formación y el saber que eso está ahí la tienen, eso sí que la Junta lo garantiza.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión