Málaga afianza su vínculo con La Legión

Málaga y La Legión son dos caras de la misma moneda y no se puede entender la una sin la otra. La tradicional presencia de esta unidad militar en la provincia (primero con su sede en el desaparecido Campamento Benítez y actualmente en el acuartelamiento de Ronda), sus vínculos con la Congregación de Mena -la primera guardia legionaria data de 1931, aunque la vinculación comenzó unos años antes, y el Cristo de la Buena Muerte es el Protector de La Legión oficialmente desde 2000-, el cariño que le profesa el pueblo malagueño y los servicios prestados a España fueron los motivos que llevaron al Ayuntamiento a aprobar en octubre de 2020 la concesión de la Medalla de la Ciudad, a los que se unieron, posteriormente las labores de ayuda a la población que los legionarios desarrollaron en Málaga durante la pandemia del Covid-19

La propuesta de concesión de la medalla partió de la cofradía, que se le hizo llegar a De la Torre y a la misma se adhirieron más de medio centenar de instituciones, entidades y cofradías. El alcalde, acompañado por miembros de la corporación municipal y con la bandera de la ciudad portada por el concejal socialista Mariano Ruiz Araújo escoltado por dos maceros, ha presidido el acto de entrega de la distinción, en presencia de la corporación municipal y del que han sido testigos, entre otras autoridades, el presidente de la Junta, Juanma Moreno, la presidenta del Parlamento, Marta Bosquet, el jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra (JEME), General de Ejército Amador Enseñat y Berea; el almirante jefe de la Flota de la Armada, Almirante Eugenio Díaz del Río Jaudenes, y la instructora del expediente de concesión de la medalla, la concejala de Playas y Fiestas, Teresa Porras, además de los malagueños que abarrotaron la plaza de Fray Alonso de Santo Tomás para presenciar el traslado del Cristo de Mena.

En su intervención De la Torre destacó «el amor y la admiración» de Málaga por La Legión, una unidad que es «un orgullo» para España. Además de la entrega de la medalla, el alcalde prendió un corbatín con los colores de la bandera de Málaga en el guión de La Legión. Por su parte, Marín Elvira agradeció la distinción y recordó los vínculos legionarios con la ciudad.

A la plaza de la explanada de Santo Domingo llegó desfilando la Compañía de Honores del Tercio 'Gran Capitán', I de La Legión con sede en Melilla, que, previamente, habían desembarcado en el atracadero del Dique de Levante del Puerto desde el buque 'Contramaestre Casado', al frente del cual está el capitán de corbeta Alberto Rastrollo Marcos, y que pertenece a la Fuerza de Acción Marítima de la Flota con base en el Arsenal de La Carraca (San Fernando, Cádiz). Tras ser recibidos por las autoridades civiles y militares, la tropa desfiló ante miles de malagueños por las calles del Centro hasta llegar al barrio de El Perchel.

Una vez celebrada la ceremonia de entrega de la Medalla de la Ciudad, tuvo lugar el relevo del estandarte del Cristo de la Buena Muerte y Ánimas orlado por los guiones y banderas de los Tercios, y que es custodiado todo el año en un acuartelamiento distinto de La Legión. En esta ocasión el coronel coronel jefe del Tercio 'Gran Capitán', I de La Legión, Antonio Julián Ferrera Arriba, le hizo entrega del estandarte al coronel jefe del Tercio 'Duque de Alba', II de La Legión, Zacarías Hernández Calvo.

De la penumbra del interior de la iglesia de Santo Domingo, la imponente talla de Cristo de Mena salió a hombros de una escuadra de gastadores de La Legión a los sones del Himno Nacional. Tras situarse en el centro de la plaza a los sones del 'Novio de la muerte', el sacerdote Antonio Carrasco tuvo unas palabras para pedir la paz en el mundo, en especial en Ucrania y rezó el Padrenuestro y él Avemaría. Fue el preludio para el emotivo homenaje a los caídos con los acordes del toque de oración mientras los gastadores alzaron al Cristo y los guiones legionarios se inclinaron para rendir honores a su Protector.

La marcha 'Cristo de La Legión' acompañó a la imagen hasta su entronización en el trono procesional poniendo el epílogo a un acto que concluyó con el canto del himno de La Legión y el enunciado de parte del credo legionario (el espíritu de combate y el espíritu de la muerte) y con el desfile de los hijos predilectos de Málaga abandonando la plaza donde por la tarde acompañarán al Cristo de Mena por las calles de la ciudad que le entregó su medalla.