El Cautivo, la vacuna devocional que sustenta la esperanza

El de 2020 fue un atípico Sábado de Pasión en el barrio de la Trinidad. La pandemia impidió la celebración en condiciones de normalidad de la misa del alba y los devotos de Jesús Cautivo se tuvieron que conformar con seguirla a través de la televisión, mientras que las puertas de la iglesia de San Pablo permanecieron cerradas a cal y canto. Este año, los avances en la lucha contra el coronavirus han posibilitado que, aunque aún no se ha recuperado la anhelada cotidianiedad, la aurora ha permitido que Málaga se haya vuelto a encontrar cara a cara con el Cautivo y la Trinidad.

La de este 2021 ha sido una misa del alba emotiva y cargada de simbolismo al estar marcada por el recuerdo de los afectados (víctimas mortales, enfermos y familiares) por esta plaga del siglo XXI que es el coronavirus y por quienes lo combaten desde la primera línea. Por ello las emociones se vivieron a flor de pie en la explanada de San Pablo cuando a las a las 7.07 horas por el dintel del templo salieron las imágenes del Señor de Málaga y su Madre de la Trinidad. Sentimientos que, desde la distancia, experimentaron quienes siguieron la retransmisión a través de las televisiones y la página web de este periódico (SUR.es).

Jesús Cautivo y la Virgen de la Trinidad se ubicaron en el dintel de la iglesia sobre unos pedestales que salieron desde el interior empujados por algunos de los miembros de la junta de gobierno y los exhermanos mayores de la cofradía. Para esta misa del alba tan excepcional, la fachada principal del templo lució una decoración especial.

De la azotea colgaron dos grandes banderolas de damasco burdeos con emblemas cristinos y marianos: el anagrama IHS (Iesus Hominum Salvator, Jesús salvador de los hombres) adoptado por la Compañía de Jesús y la paloma de Espíritu Santo saliendo del triángulo alusivo a la Santísima Trinidad. En el frontispicio ojival de la puerta principal lució la heráldica corporativa y el dintel apareció decorado con un arco de flores. Escoltando a las imágenes se situaron cuatro blandones y dos ánforas con flores.

Acompañado de media docena de concelebrantes, el obispo de la diócesis, Jesús Catalá ofició la eucaristía. En su homilía, el prelado ha llamado a «imitar» a Jesucristo en su humanidad y ha animado a mantener el apoyo a los más vulnerables. «La pandemia nos ha ayudado a ser mejores samaritanos, sigamos manteniendo esa actitud con los más necesitados», ha subrayado.

«Nos ponemos en manos del Cautivo y la Trinidad para pedir por los enfermos, por quienes ofrecen su trabajo a los demás en estos difíciles tiempos de pandemia y por los difuntos para que Dios los acoja en su reino de inmortalidad», ha concluido Catalá.

Testigos presenciales de sus palabras fueron los 268 invitados (los veinte restantes hasta los 288 los completaron los religiosos y el personal encargado de la seguridad y la retransmisión) entre los que se encontraban autoridades políticas como el alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre, los portavoces municipales Elisa Pérez de Siles (PP), Daniel Pérez (PSOE) y Noelia Losada (Ciudadanos), la concejal del distrito Centro, Gemma del Corral, y el portavoz popular en la Diputación, Francisco Oblaré; representantes cofrades como el hermano mayor del Cautivo, Ignacio Castillo, y el presidente de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa, Pablo Atencia.

La mayoría de los asistentes han sido hermanos de la corporación así como representantes del barrio de la Trinidad (comerciantes, entidades religiosas, colectivos sociales) y de los servicios esenciales que desde el inicio de la pandemia libran la batalla contra la Covid-19 en primera línea, como personal sanitario del Hospital Civil y del Centro de Salud Trinidad-Jesús Cautivo, efectivos de los distintos cuerpos de seguridad, como agentes de la Policía Local, de la Policía Nacional o de la Guardia Civil. Asimismo, asistió un piquete de honores del Real Cuerpo de Bomberos integrado por cuatro representantes, como homenaje también a su labor y para reforzar los lazos de vinculación históricos entre la cofradía y la banda de cornetas y tambores.

El recinto de la plaza estuvo cerrado perimetralmente y el acceso fue controlado en las calles adyacentes a través de dos anillos policiales de vigilancia y control. A pesar de las peticiones para que a los alrededores no acudieran fieles, hubo una treintena que se acercaron con la intención de ver algo. Asimismo, hubo fieles que siguieron la misa desde los balcones de los edificios cercanos.

El coro de la Catedral de Málaga, bajo la dirección de Antonio del Pino, fue el encargado de la parte musical, junto al tenor Luis Pacetti y la soprano Lourdes Martín-Leiva, y dos grupos de cámara (capilla musical y quinteto de metales) de la Banda Sinfónica Virgen de la Trinidad. Todos actuaron desde el interior del templo, guardando las distancias que prevé la normativa.

Al finalizar la eucaristía, cuando el sol ya se reflejaba en la cara del Cautivo y la Trinidad, y el obispo había impartido la bendición, una voz rompió el silencio con un sentido: ¡Viva el Cautivo! Mientras los sagrados titulares regresaba al interior del templo, Isabel Guerrero cantó una saeta.

Una vez concluida la misa, una reducida comisión de la cofradía, que se ha tenido que someter previamente a controles y pruebas PCR para confirmar la ausencia de la enfermedad, asistirá a la celebración de la Palabra que tendrá lugar en el patio del Hospital Civil y a la imposición de medallas a dieciocho pacientes ingresados. Es el acto que sustituyó a la tradicional visita que cada Sábado de Pasión rinden a este centro sanitario las imágenes de Jesús Cautivo y la Virgen de la Trinidad.

A las 12 horas del sábado está previsto que se abran las puertas de la casa hermandad para que los fieles puedan ver las imágenes del Cautivo y la Trinidad desde el exterior.