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Una de las estampas que dejó la peregrinación esperancista en el Vaticano.

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Una de las estampas que dejó la peregrinación esperancista en el Vaticano. Salvador Salas

Una marea verde de Esperanza inunda el Vaticano

Más de 1.700 archicofrades y devotos de la virgen malagueña cruzan la Puerta Santa de San Pedro en un ambiente de gran emoción

Antonio M. Romero y Jesús Hinojosa

Enviado Especial Roma

Jueves, 15 de mayo 2025, 20:26

Una marea verde de Esperanza inundó en la tarde de este jueves el Vaticano. Más de 1.700 archicofrades y devotos de la virgen malagueña peregrinaron en hermandad por las calles de la Ciudad Santa para cruzar juntos la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, en cuyo interior está expuesta a veneración la Dolorosa perchelera, junto a la imagen del Cristo de la Expiración (El Cachorro), quienes este sábado protagonizarán la Gran Procesión, evento patrocinado por la Fundación Unicaja.

La plaza Pía, a pocos metros del castillo de San Angelo, fue el punto de encuentro donde los hermanos de la Archicofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno del Paso y la Virgen de la Esperanza y los devotos de la perchelera, así como integrantes de otras cofradías malagueñas y de otros puntos de Andalucía se concentaron para iniciar la peregrinación. Lo hicieron en un ambiente de júbilo e ilusión por los momentos históricos que se están viviendo en estos días en Roma y con los sentimientos y las emociones a flor de piel.

Precedidos por una cruz de madera de las que guían a los grupos de peregrinos que este año acuden a la Puerta Santa y aglutinados en torno al estandarte de la Virgen de la Archicofradía, los asistentes, muchos de ellos con camisetas color verde en las que se podía leer 'Spes Romae' o 'SPQR Esperanza' o con prendas color esperanza y la medalla corporativa, horadaron con sus pisadas los adoquines de la Via dela Conciliazione. Un caminar jalonado con numerosos y emotivos vivas a la Virgen de la Esperanza como reina del Perchel y de Málaga y emperatriz de Roma, a la Madre de Dios, a la Divina Prisionera del Romero, a Santa María del Vaticano y al Papa. Vivas que compartieron protagonismo con las palmas al compás y los momentos del rezo de la Salve, del Padrenuesto y del Avemaría.

Un momento de gran simbolismo se produjo cuando la comitiva, encabezada por el hermano mayor de la Archicofradía, Sergio Morales, su permanente y los sacerdotes Salvador Aguilera, cura malagueño en la curia romana, Antonio Collado, director espiritual de la Archicofradía, Salvador Guerrero, delegado episcopal de Hermandades y Cofradías de Málaga, y Manuel Ángel Santiago, vicario general para el Laicado, llegó a la plaza de San Pedro y se entonó la Salve.

Emoción ante la Virgen de la Esperanza. Daniel Maldonado

Emociones y recuerdos

«Vamos con alegría que está aquí el Perchel», resonó en el aire cuando los peregrinos se acercaron a la Basílica de San Pedro del Vaticano y las emociones compartían protagonismo con el recuerdo de aquellos archicofrades que no han podido vivir este momento. «Mi hermano no ha podido venir y me estoy acordando mucho de él», comentó una de las peregrinas con lágrimas en los ojos. «Tengo muy presentes a quienes nos precedieron en esta devoción y que hoy seguro que están disfrutando de este momento desde el cielo», rememoró un veterano de la archicofradía.

El reloj marcaba las 17.57 horas cuando ya, en un ambiente de mayor recogimiento, el estandarte de la Esperanza cruzó la Puerta Santa de San Pedro y pasó junto a la capilla de La Piedad de Miguel Ángel. Al paso por la cercana capilla donde está enterrado San Juan Pablo II, el estandarte se inclinó para rendir un homenaje al Papa que aprobó la coronación canónica de la virgen. A la llegada al baldaquino de la Cátedra de San Pedro se rezó el Credo a los pies de la tumba del primer obispo de Roma en otro momento para la historia de la archicofradía.

La peregrinación concluyó en la capilla de la Presentación ante la imagen de la Virgen de la Esperanza, donde se volvió a entonar la Salve y el padre Manuel Ángel Santiago, con un recuerdo al obispo de Málaga, Jesús Catalá, que no ha podido acudir a Roma al estar recuperándose de su reciente enfermedad, impartió la bendición en un instante que perdurará en la memoria de los presentes.

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