Manuel Marvizón: «La marcha que he compuesto para la Virgen de la Soledad del Sepulcro es fruto del amor por el amor»
El compositor sevillano desgrana la nueva obra que se estrenará por las calles de Málaga el Viernes Santo y afirma que se deberían valorar más a las bandas de música procesional, además de subrayar que es bueno innovar con la creación de composiciones para «aportar algo más a lo que ya está hecho»
El sevillano Manuel Marvizón (1956) es uno de los músicos de referencia en el panorama actual de las marchas procesionales de Semana Santa, cuyas composiciones ... son de las más interpretadas en Andalucía. Ha compuesto un sinfín de obras de todos los estilos y para muchos artistas, pero la mayor parte de su trabajo se ha desarrollado en el mundo audiovisual y en la música para la televisión, la radio y la publicidad. Este compositor, productor, arreglista y cofrade de la Hermandad de la Hiniesta de Sevilla, con más de 600 obras registradas, es el autor de obras cofrades muy conocidas como 'Madre Hiniesta', 'Candelaria' o 'Azul y Plata'.
-Usted no entiende la Semana Santa sin música, ¿verdad?
-(Risas) Evidentemente, la Semana Santa sin música sería una Semana Santa de principios de siglo, de otra época, y en la que estamos, sin música es inconcebible. Hasta incluso el silencio que acompaña a algunos pasos y tronos es necesario, pero forma parte de la música de la Semana Santa, que tiene el arte de combinar los sonidos con el tiempo. Para mi la Semana Santa también es música, por supuesto.
-¿Cómo valora la evolución de la música cofrade?
-Al artes son el reflejo del momento en que se vive y la música que se está haciendo ahora mismo es el fiel reflejo del momento en que se vive. La Semana Santa tiene mucho de tradicional, de conservación de las cosas que hemos heredado de nuestros padres y de nuestros maestros, pero hay un avance porque la vida va cambiando y ciertos aditamentos de la música actual se están incorporando a la de la Semana Santa. Y eso es lógico y además es bueno, es natural. Con lo cuál yo la veo fantástica, plena, llena de vida, la música que se está haciendo, como las propias hermandades, que están llenas de vida. Siempre es positivo, aunque nos equivoquemos. Siempre animo a los compositores a que se equivoquen y a que arriesguen, porque seguro que de esa equivocación seguro que sale un aprendizaje para hacer mejor las cosas.
-Apuesta por la innovación.
-Se debe innovar. Hay que aportar cada uno algo más a lo que ya está hecho. Para repetir ya están los grandes maestros, los antiguos.
-¿Qué es fundamental para componer una marcha?
-Sentirlo. Sentirlo es el resumen de tu vida, de tu experiencia, de tus recuerdos, de tus amores, de tu fe, de tu compromiso… Sentir todo eso. Si sientes todo eso harás música sacra. En definitiva, las marchas no son ni más ni menos que música sacra.
-¿Son esas sensaciones lo que le pasa por la cabeza ante la partitura en blanco?
-No. Ante la partitura en blanco yo lo llamo el síndrome del papel en blanco. Es un síndrome que cursa con sudoración, nervios e incluso hasta principio de angustia. El síndrome del papel en blanco para el compositor es terrible, porque sabes que lo tienes que hacer, que lo quieres hacer, incluso tienes ciertas ideas para hacerlo, pero necesitas coger el primer hilo de donde tirar. Y hasta que no aparece ese hilo tienes todos esos síntomas. Cuando aparece ese hilo hay dejar volar la imaginación y plasmar ahí todos los recuerdos, los sentimientos y demás. Pero hasta que aparece ese hilo, complicado. Si lo haces desde la honradez y la humildad del compositor, intentando no copiar absolutamente nada y siendo auténtico, lógicamente cursa con todo eso.
-¿Se deberían valorar más a las bandas?
-Las bandas realizan una función social tremendamente grande. Sobre todo las bandas no profesionales, aunque si están adquiriendo una excelencia en la interpretación, pero son bandas de no profesionales. Pero hacen una función cultural y social tremendamente grande. Nada más que por eso deberían ser valoradas. En las interpretaciones, en Málaga tenéis unas bandas extraordinarias que están adquiriendo la excelencia. Se deberían valorar muchísimo más.
-¿Cuántas marchas procesionales ha compuesto para Málaga?
-Tres marchas. 'Estudiantes', dedicada a la Virgen de Gracia y Esperanza de la Cofradía de Estudiantes; 'Rosario de Santiago', en honor a la Virgen del Rosario, de la Hermandad de la Sentencia; y recientemente 'Soledad', para la titular de la Hermandad del Sepulcro, pero con una dedicatoria muy especial al amigo y hermano de la cofradía Juan Carlos Fernández 'Juanki'.
-¿Por qué esa dedicatoria y qué connotación tiene tan especial?
-Precisamente ahí no tuve ese síndrome del papel en blanco porque me contagiaron muchísimo sus amigos del amor por esa persona. Una persona que había derramado amor durante toda su vida, que lo pasó muy mal con una enfermedad y que estuvo a punto de no estar con nosotros y que, sin embargo, salió para adelante. Y sus amigos querían de alguna manera que escribiera ese dolor que tuvieron en un principio, porque creían que no lo verían más, además de la alegría a la vez de que esa persona tirara para adelante y se pusiera bien. Ese cariño y ese amor me lo dijeron todos sus amigos de él de tal manera que dejé simplemente volar la imaginación, releer muchas notas que tenía de muchos de ellos y salió relativamente fácil.
-¿Cómo se refleja en la marcha todo eso?
-Tiene tres partes muy bien definidas. La lucha contra la enfermedad, que es dura, difícil, que entronca además con el momento de su cofradía, del Sepulcro, que es un momento duro y a la vez dulce. Luego está la solución a ese sufrimiento, cuando se puso bien, y ese momento de paz después de la dureza. Y la tercera parte es el dibujo de todo el cariño de todos sus amigos, de tantos y tantos amigos que me han hablado de él, y que le tienen a esa persona, a 'Juanki'. Tres partes muy bien definidas que ha sido la historia de los últimos tiempos de Juan Carlos.
-Una obra que la ha denominado el amor por el amor.
-Exactamente. Me preguntaron que cómo definiría a esta marcha o con qué sobrenombre y dije que el amor por el amor. Él dio y regó tanto amor que creció en todos sus amigos amor. Entonces no hay otra palabra. Es el fruto del amor por el amor.
-¿Cómo definiría su estilo?
-No tengo ni la menor idea. Mis composiciones no son ni más ni menos que música que sale del alma. Yo bebo de Debussy, de The Beatles, de Cat Stevens, de The Rolling Stones, de Gámez Laserna, de Perfecto Artola, de todo, porque todos somos un sincretismo de los recuerdos, de las vivencias y de lo que somos. Entonces bebemos de Bach, de toda la música que ha pasado por mis manos y por mi vida. Y entonces salen esos recuerdos muchas veces.
-Después de haber metido el hombro bajo el varal de la Esperanza, ¿le cambió la percepción para componer para Málaga?
-Fue una experiencia maravillosa que me ha marcado mis sentimientos con la ciudad de Málaga, con la Esperanza y con todas las hermandades que estoy conociendo y en la que hay una gente extraordinaria, y pude conocer personalmente ese paso cadencioso y esas sensaciones que de alguna manera te influyen para componer, pero no te cambia nada. El paso malagueño, aún en el mismo tempo, que son los cien pasos por minuto, yo procuro siempre poner notas más largas. El paso de otras provincias como Córdoba, Sevilla, o incluso Cádiz y Huelva, que es con costaleros o con cargadores, es un paso corto. Entonces las notas son más cortas, sin embargo el paso de Málaga es un paso largo y por eso pongo notas más largas, es más cadencioso.
-¿Qué obra y qué imagen malagueñas les cautivan más?
-De marchas malagueñas me gusta 'Himno de Coronación de la Esperanza', de Perfecto Artola, y hay otra muy bonita que es 'Malagueña Virgen de la Paloma', de Rafael Hernández. Hay muchas, pero esas dos son muy bonitas. Y en cuanto a imágenes hay también muchas, pero la Virgen de Gracia y Esperanza de Estudiantes, la Virgen de la Soledad, a las que les he compuesto y las conozco muy de cerca, me encantan. Y, lógicamente, la Esperanza.
-¿Y qué autores?
-Hay mucha gente. Eloy García y muchísima gente que son fantásticos.
-¿Su marcha preferida?
-'Soleá dame la mano', de Manuel Font de Anta.
-¿Cree que el acompañamiento musical debe estar siempre supeditado al trono o al revés?
-El acompañamiento musical es como el incienso. Tú no paras de echar incienso cuando el trono se para o cuando va andando, sino que tiene que acompasar y acompañar el trono pero sin demasiada obligación expresa. Porque la música no se toca para el caminar de los portadores, sino para la imagen. Entonces, el buen gusto y el sentido común en la música de Semana Santa y de Málaga tiene que ser una concordancia entre todo. No debe ser para el paso del trono sino para la imagen.
-¿Tiene alguna espinita clavada con algún titular al que no le ha compuesto?
-No. Yo espero que Dios me de salud para seguir haciendo música de todos los colores, y entre ellos también música procesional y sacra. Precisamente este año he estrenado bastantes cosas porque también llevaba dos años o casi tres sin nada, ni conciertos, ni nada, por la pandemia, pero he compuesto una para el Gran Poder de Sevilla. No me atreví a hacer música para el Gran Poder, que es mi Dios, al Dios que le rezo, y este año lo he hecho porque un costalero me encargó una marcha que dibujara la mirada entre el Gran Poder y su capataz, Manolo Villanueva, que está a un metro y medio de la delantera del paso. Si no hubiese sido por eso no lo hubiera hecho. Y estoy muy contento porque 'Gran Poder' es una obra muy sencilla, muy minimalista, y creo que define ese momento. La interpretó maravillosamente la banda de música de La Paz el pasado fin de semana en el I Congreso Andaluz de Música Cofrade celebrado en Málaga.
-¿Vendrá a Málaga en Semana Santa?
-Debido a unos compromisos no podré asistir, pero el año que viene ya está apuntado en la agenda y asistiré, claro que sí.
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