«Deseo celebrar la Pascua en tu casa»
antonio moreno
Miércoles, 8 de abril 2020, 00:30
Ya estamos en puertas del Triduo Pascual, que no es un triduo más como los que estamos acostumbrados a celebrar en el ámbito cofrade, sino ... la más absoluta y extraordinaria fiesta cristiana, la final de la Champions League, la Superbowl de la fe católica. No hay nada comparable en el calendario, ni siquiera la Navidad. La Pascua es tan grande que la preparamos desde 40 días antes (la Cuaresma) y la celebramos durante 50 días después (la Cincuentena Pascual). La Iglesia reserva una cuarta parte del año a dar solemnidad a una fiesta cuya importancia es radical, trascendental y absolutamente necesaria porque, sin la Resurrección de Jesucristo, dirá San Pablo, «vana es nuestra fe». Sin esta fiesta, apaga y vámonos. Por eso no es cualquier cosa prepararla bien.
En el Evangelio que hoy se leerá en las misas a puerta cerrada pero a Facebook abierto de todo el mundo, vemos a Jesús precisamente con esos preparativos de la Pascua. De la Pascua judía, claro está, de la que es continuación la cristiana. Y manda a sus discípulos así: «Id a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: »El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos». Los discípulos –continúa el texto evangélico– cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua«.
¿Por qué es tan importante para los judíos –nuestros hermanos mayores en la fe como los llamaba San Juan Pablo II– la Pascua? Porque celebran su liberación de la esclavitud de Egipto.
¿Y por qué lo es para nosotros ahora? Pues porque celebramos también nuestra liberación. Con su Pasión y Muerte, Jesucristo paga la deuda que habíamos contraído tú y yo por nuestras faltas y, con su Resurrección, nos regala la vida para siempre. ¿Alguien ha hecho alguna vez contigo un trato más ventajoso? ¿Alguien te ha querido más?
En este Miércoles Santo del Covid-19, Nuestro Padre Jesús el Rico no liberará al preso, pero recibimos su invitación a venir a nuestra casa a liberarnos, a saldar la deuda que hemos contraído: «'Fulano' –dice el evangelista, para que pongamos ahí cada uno nuestro nombre– deseo celebrar la Pascua en tu casa». No olvidemos que las casas fueron los lugares de reunión de las primeras comunidades cristianas. A falta de templos, convirtamos, desde mañana, nuestros hogares en iglesias domésticas, sigamos el mandato de Jesús y preparemos la Pascua. Jueves, Viernes, Sábado Santos… ¡Se acerca nuestra liberación!
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