El Chiquito hace grande el vía crucis de la Agrupación de Cofradías

Y es que el tiempo acompañó, lo que propició un mayor arrope a este acto con respecto a ediciones anteriores, unido al tirón popular que radia la talla del aloreño José Navas Parejo, como así se demuestra durante su procesión del Jueves Santo.

La cuaresma más tardía de los últimos siete año casi exigía salir a la calle para percibir el perfume de la liturgia cofrade. Ya era hora. Había ganas de ver al Caído perchelero y, aunque todavía se encontraban los establecimientos en plena actividad, el público, en un número importante, se congregó en las inmediaciones de San Julián poco antes de que cayera el sol.

El cortejo de ida hacia la Catedral se puso en marcha a las 19.15 horas. La imagen se encontraba en la iglesia de la calle Nosquera desde la noche anterior, tras abandonar su sede de la parroquia del Carmen para ser trasladada en unas sencillas andas hasta el templo de la Agrupación de Cofradías. Y a las 19.25 horas se hizo el silencio. Poco a poco avanzaba el cuerpo de acólitos. Los ciriales alcanzaron la calle cuando Jesús de la Misericordia se dispuso a cruzar el dintel de San Julián para poner rumbo a la basílica catedralicia. En ese momento, la capilla musical Caeli interpretó la pieza 'Heme aquí', de Marco Frisina.

El Nazareno iba sobre su peana dorada de carrete que le tallara Rafael Ruiz Liébana y ataviado de la misma guisa que lo hizo durante el traslado del jueves por la noche desde su sede de la parroquia del Carmen hasta la iglesia de San Julián; es decir, con túnica morada de terciopelo liso, sin potencias, con corona de espinas natural, realizada por Ramón Gómez Ravassa, quien confecciona cada año la que exhibe el Cristo de la Buena Muerte en Semana Santa, y portando una cruz arbórea.

El vía crucis dio comienzo minutos antes de las 21.00 horas. El Señor, que no era la primera vez que accedía a la Catedral para conmemorar una efeméride, pues ya entró el sábado 20 de junio de 2015 para celebrar el 150.º aniversario de la fundación de su cofradía, recorrió la basílica siguiendo el orden de las estaciones talladas por Ruiz Liébana y ubicadas en sus muros. Así, caminó hacia el trascoro para salir por la girola. El obispo, Jesús Catalá, revestido con capa pluvial morada, leyó la última estación.

Finalizado el vía crucis, el cortejo se detuvo en el interior de la Catedral por espacio de 35 minutos, siguiendo las recomendaciones de la Policía, ya que algunos integrantes de la manifestación del 8M se desplazaron hasta la plaza de la Constitución una vez finalizada la concentración. Así las cosas, el Señor de la Misericordia no emprendió el regreso a la parroquia del Carmen hasta que esta zona quedó libre de manifestantes. La imagen callejeó por el Centro hasta su barrio dejando una estampa de sobriedad que nada tenía que ver con la majestuosidad e idiosincrasia de la procesión de la hermandad en la noche del Jueves Santo. Eso sí, pese a los cambios y contratiempos, El Chiquito hizo grande un vía crucis que parece haber encontrado su sitio.