Borrar
El pendón de Castilla procesionará delante del trono del Crucificado
Pasión por el detalle (Miércoles Santo)

Pasión por el detalle (Miércoles Santo)

El barquito que porta la Mediadora, el templete del trono de Salesianos, la corona de espinas de la Virgen del Mayor Dolor o el bastón de Enrique Navarro, entre nuestros detalles de este Miércoles Santo

Alberto J. Palomo Cruz

Martes, 31 de marzo 2015, 21:34

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

EL BARQUITO QUE PORTA MEDIADORA

Desde los primeros siglos del cristianismo se ha venido empleando la alegoría de una nave para simbolizar a la Iglesia en su travesía por el mar proceloso del mundo, rumbo al puerto de la salvación. Adaptar esta descriptiva simbología al lenguaje cofrade partió de una idea de Salvador de los Reyes, quien diseñó una jábega para ser portada por la titular de su hermandad, la Virgen Mediadora. Esta pieza fue cincelada en plata de ley sobredorada por la joyería Sezar de Madrid en el año 2000, y reproduce con todo detalle esta barca con sus ocho remos, 'la espaílla', o remero guía, e incluso el número de matrícula que en este caso es el '291197', coincidente con la fecha de la bendición de la imagen.

Esta barca, tan genuina del litoral malagueño, es de estirpe fenicia lo que delata también los ojos que se pintan en su proa. Con todo, su nombre nos viene dado del vocablo árabe 'sabaka', que significa red, ya que siempre se utilizó para la pesca con malla de cerco, modalidad prohibida ahora en todos los países de la ribera mediterránea. Esto ha provocado la escasez de jábegas en la actualidad, por lo que esta pequeña de plata sirve también como homenaje a esta ancestral embarcación.

EL TEMPLETE DEL TRONO DE SALESIANOS

Se trata de un ostensorio labrado en plata de ley que alberga una reliquia ósea proveniente de uno de los fémures del cuerpo de San Juan Bosco, sacerdote saboyano a quien se debe la fundación de la Congregación salesiana y el Instituto de Hijas de María Auxiliadora, uno de las asociaciones católicas con más implantación en todo el mundo. Dicha reliquia fue obtenida para la cofradía por el sacerdote Rafael Moreno, quien hizo los trámites oportunos en la casa madre de la institución en la ciudad italiana de Turín, donde se conserva el cuerpo del Santo. El relicario va ubicado en la parte superior del frontal del trono del grupo escultórico del Crucificado de las Penas, estando escoltado por dos angelitos tallados por Manuel Carmona.

La orfebrería se debe a las labores de Manuel de los Ríos, lo que incluye la teca en forma de sol donde se custodia esta partícula y que el resto del año se extrae fuera del referido ostensorio.

En este presente año en el santuario de María Auxiliadora será bendecida la nueva imagen del Santo que, a tamaño natural y en madera tallada y policromada, ha realizado el artista ecuatoriano, afincado en Córdoba, Edwin González Solís.

LA CORONA DE ESPINAS DE LA VIRGEN DEL MAYOR DOLOR

Es herencia felizmente conservada por los cofrades fusionados de la antigua Dolorosa de la Vera Cruz, que se veneraba sedente a los pies del Crucificado de esta advocación, presentando en sus manos a la contemplación de los fieles la corona de espinas con la que había sido ceñido Cristo. Pese a que hacia 1919 fue reconvertida en imagen de cuerpo entero, erguida y adaptada para procesionar bajo palio, no perdió esta seña de identidad tan peculiar. La tradición se conserva hasta nuestras días, ya que fue heredada por la imagen que le sucedió tras el infortunado incendio de julio de 1980. Se da la circunstancia de que siempre se había recurrido a coronas naturales trenzadas con ramas, aunque a poco de la bendición de la actual Dolorosa, obra de Antonio Dubé de Luque, y cuyos rasgos principales se asemejan a la antigua, un devoto regaló una corona de labor antigua y repujada en plata.

Hasta entrado los sesenta, Nuestra Señora del Mayor Dolor, como ocurría con María

Santísima de la Esperanza, prescindía del recurrido rosario en las manos. Incluso, la Dolorosa de Consolación y Lágrimas, durante la posguerra, llevaba el suyo a modo de collar en el pecho, asiendo solo un pañuelo.

EL PENDÓN DE CASTILLA

El pendón de Castilla le fue otorgado a la archicofradía en el momento de su mayor esplendor, siendo regida por Antonio Baena Gómez. Este personaje clave del renacimiento procesionista de principios del siglo XX, y ferviente monárquico, consiguió de una entrevista que le concedió la reina Victoria Eugenia en 1922 que Alfonso XIII le concediera a la Archicofradía de la Sangre el título de real y el privilegio de poder ostentar el referido pendón. Como el original desapareció en la década de los treinta, hubo que rehacerlo en 1941, siendo hermano mayor José Salinas Fernández, quien le encomendó esta tarea a las madres Adoratrices.

Se trata de un banderín de color morado que contiene bordado en oro y sedas el escudo real. Cuenta con un asta de madera en su color que remata en una punta alanceada. El Miércoles Santo procesiona delante del trono del Crucificado, siendo generalmente portado por un teniente coronal a quien acompaña una escolta.

Aunque es de color morado, los historiadores afirman que la primitiva bandera castellana era carmesí. El equívoco del color se arrastra desde mediados del siglo XIX, a cuenta del distintivo de una unidad militar que de Castilla solo tenía el nombre.

EL BASTÓN DE ENRIQUE NAVARRO

Todos los Miércoles Santos, al pie de la cruz del Santísimo Cristo de la Expiración, se coloca uno de los dos bastones sobredorados que posee la archicofradía, como homenaje a la figura de Enrique Navarro Torres (1897- 1981). La importancia de su figura es capital para entender el fenómeno procesionista contemporáneo, ya que sus desvelos no solo se limitaron a su hermandad, sino a todo el espectro cofrade, llegando a ostentar el cargo de presidente de la Agrupación durante veinte años. En 1955, y por voluntad del obispo Ángel Herrera Oria, fue nombrado hermano mayor con carácter perpetuo de la actual archicofradía, convirtiéndola en una de las punteras de la Semana Santa malagueña y la más relevante en cuanto a patrimonio artístico se refiere.

Igualmente, a las plantas del Crucificado se deposita un tricornio para rendir tributo al cuerpo de la Guardia Civil, y en concreto a sus caídos en servicio, al ser la Benemérita hermana mayor honoraria de la misma desde 1938. La archicofradía, además, le concedió al Instituto la medalla de oro corporativa en 1955, año en que se estrenó el manto de la Virgen, que salido de los talleres de Manuel Elena Caro, y fue sufragado en su totalidad por los guardias civiles. El Cuerpo a su vez, también distinguió a la archicofradía con el tricornio de oro que le fue entregado en 2012, siendo hermano mayor Miguel Alfonso Gutiérrez.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios