Noelia Soto, psicóloga de Montealminara
«Los padres suelen alarmarse cuando bajan las notas, pero también hay que preocuparse si pasan más tiempo aislados y dejan de relacionarse fuera de casa»
Se estima que un 8% de la población entre 14 y 18 años es adicta a los videojuegos, algo que no se mide exclusivamente por ... el número de horas de consumo, sino por cómo impacta en la vida del usuario. Lo que suele hacer saltar las alarmas en los padres son las malas notas, pero muchas veces son chicos con otros problemas asociados, como baja autoestima, problemas para relacionarse, ansiedad o depresión. «Un adolescente puede tener una adicción a los videojuegos, aunque sólo los use una hora diaria, si se ve incapaz de dejar de jugar y le genera ansiedad», explica Noelia Soto, psicóloga de Montealminara especializada en esta adicción.
–¿Cómo se diferencia a un adicto de alguien que hace un uso abusivo de videojuegos?
-Muchos padres llegan preocupados a la consulta preguntando si lo que juega su hijo es sano o no, si hay un problema. Hace mucho que hay videojuegos, pero en estos últimos años, sobre todo a raíz de la pandemia, que hizo que estuviéramos aislados, los adolescentes los han utilizado como una forma de socializar y de mantenerse unidos a su grupo de amigos. En 2022 es cuando ya empieza a plantearse la existencia de un trastorno por adicción a los videojuegos. Los últimos datos apuntan que en torno a un 8% de la población entre 14 y 18 años realmente puede tener una adicción a los videojuegos.
-¿Se mide por horas diarias o hay otros factores?
-No se mide exclusivamente por el número de horas, aunque evidentemente no es lo mismo jugar dos horas al día que jugar ocho, porque no tiene el mismo impacto en la vida diaria. Alguien que juega ocho horas diarios seguramente supone que deja de relacionarse socialmente fuera de casa o deja de hacer tareas de los estudios o deja de comunicarse con la familia. Es decir, depende del impacto que tenga en la vida del chico o de la chica. A lo mejor los padres ven que su hijo no está jugando ocho horas diarias, pero está cuatro. Y llega del instituto, come y no habla nada. Se encierra en la habitación y desde las tres hasta las siete no saben nada de él. Aparentemente cuatro horas no es tanto, pero, claro, mientras está ahí no está hablando con la familia, no está estudiando, está dejando de lado otro tipo de responsabilidades y ahí es cuando tenemos que estar más atentos. En muchos padres empieza a saltar la alarma cuando bajan las notas. Te dicen: mi hijo o mi hija era de buenas notas, ahora está suspendiendo un montón y casi lo único que hace fuera del horario de clase es estar jugando. Entonces, en esos casos tenemos que ver hasta dónde llega, porque a veces no hablamos de una adicción, sino simplemente de un uso abusivo.
-¿Hay un tipo de personalidades con más riesgo de engancharse a videojuegos?
-Suelen ser adolescentes con problemas de autoestima y dificultades para relacionarse. A veces pueden tener ansiedad o depresión y los videojuegos les permiten evadirse de sus problemas del colegio o de casa, pero sobre todo está relacionado con la autoestima y la aceptación de uno mismo.
-¿Les resulta más fácil relacionarse así porque pueden fabricarse una personalidad a la medida?
-Sí. Hay una parte positiva en los videojuegos: si en la pandemia no los hubiéramos tenido los adolescentes en un tramo difícil , con 13 o 14 años, que no podían salir de casa, tampoco hubieran podido mantener esas relaciones sociales. Pero es cierto que uno de los riesgos es precisamente que se creen una personalidad o una forma de interacción diferente a como realmente son.
-¿Por qué se habla de adicción en el caso de los videojuegos y no, por ejemplo, en el caso de la televisión?
-Cuando una persona pasa muchas horas viendo la tele evidentemente tiene algún problema. Pero los videojuegos tienen características que no tienen que ver con la televisión: pueden ir subiendo de nivel, tienen una recompensa y eso supone para su autoestima que están jugando mejor que a lo mejor otro jugador que ven. Todo esto hace que al final se vayan enganchando cada vez más.
-¿Cuáles serían los signos de alarma para padres?
-De entrada a los padres les suele saltar la alarma con el absentismo escolar o las malas notas. Pero hay que estar pendiente de si dejan de hacer cosas fuera de casa para jugar, si pasan más tiempo aislados o si han dejado de comunicarse.
-¿Si juegan online con sus amigos pero no salen de casa también es un problema?
-También es un problema, porque poner una pantalla delante impide que desarrollen también estrategias a nivel social.
-¿Hay un hay un número de horas a partir de las cuales hay que estudiarlo porque puede haber una adicción?
- No. De hecho, cuando se percibe que la persona es incapaz de dejar de jugar es cuando hay que estar alerta, aunque sea una hora. Si un padre le plantea a su hijo adolescente que juegue una hora y lo deje y éste es incapaz de dejar de jugar o le cuesta o tiene ansiedad ya podemos ver que hay un problema, aunque sea una hora al día.
-¿Se puede prevenir ?
-Hay que hacer hincapié en el uso responsable. Los videojuegos no se pueden suprimir porque también se utilizan en otros ámbitos, como exposiciones a traumas o para afrontar situaciones complejas o como terapia para chicos con hiperactividad. Hay que trabajar con los adolescentes para que se den cuenta de que el ocio y las relaciones van mucho más allá de los videojuegos. No se pueden prohibir. Sería como hablar de prohibir el uso de Internet y no tendría ningún sentido, hay que utilizarlos responsablemente.
-¿Cómo se trata la adicción?
-Hay que hacer una evaluación y ver si tienen problemas asociados -ansiedad o dificultades para relacionarse- y se trabaja con el adolescente y con todo el entorno familiar, porque normalmente también aparecen problemas de comunicación. Padres ausentes por el trabajo que están poco en casa y no pasan suficiente tiempo con los hijos. A veces hay problemas familiares y, a lo mejor, lo que busca el chico o la chica es evadirse de una discusión de los padres.
-¿Es más frecuente en chicos que en chicas?
-Sí.
-¿Es más fácil desengancharse de una adicción a los videojuegos que del alcohol?
-Ni más fácil ni más difícil, depende de si tienen otros problemas asociados y de en qué momento lo pilles. Si empiezas a trabajar desde el principio es mucho más sencillo.
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