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El arte toma la calle

El arte toma la calle

El Street Art está cada vez más aceptado, es una forma de acercar el arte a todo el mundo, ya que sin darnos cuenta nos topamos con él caminando

Guía repsol

Lunes, 23 de febrero 2015, 10:29

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Los artistas de Street Art no suelen considerarse a sí mismo grafiteros, ya que la diferencia principal entre ambas disciplinas radica en que mientras un graffiti es comúnmente el apodo en forma de firma de quien lo realiza, el arte urbano va un paso más allá dotando al soporte en el que se realiza de un mensaje, una expresión, una interacción entre los elementos urbanos y sus creaciones. Cada vez más aceptado, es una forma de acercar el arte a todo el mundo, ya que sin darnos cuenta nos topamos con él caminando. O incluso lo vamos incluyendo en nuestros planes de viaje.

Mucho más aceptado que el graffiti convencional, el Street Art nos acerca a diversas disciplinas plásticas y ha pasado a convertirse en todo un fenómeno, logrando atraer la atención hacia el arte de todo tipo de personas. No en vano, está en la calle, fuera de museos y salas de exposiciones, en cualquier rincón de cualquier ciudad. Tanto es así, que en muchas ciudades se realizan recorridos guiados a través de sus obras más destacadas, promocionando una forma de turismo en crecimiento: salir a recorrer las calles a la caza de la obra de artistas que en muchos casos, se están haciendo un nombre y son incluso requeridos por ayuntamientos de todo el mundo para que realicen trabajos en sus muros, edificios municipales etc.

El Street Art no es algo nuevo ni todos quienes lo realizan tienen la misma forma de vestir, de ver la vida etc. Aquí nos quitamos los estereotipos y nos fijamos, por ejemplo, en el pintor vasco Ibarrola, que pintó un bosque haciendo que, según la perspectiva que tomemos, veamos líneas de colores o figuras (anamorfosis), o sus famosos Cubos de la Memoria en el puerto de Llanes, bloques de hormigón pintados con numerosos colores y patrones. Y ¿Quién no recuerda por ejemplo la Cow Parade? Esa exposición de vacas de fibra de vidrio que artistas internacionales pintaban y recorrieron el mundo y se convirtieron en una foto más de nuestras vacaciones.

Cualquier soporte urbano es adecuado para crear una obra de arte, haciendo que el trabajo y el elemento sobre el que se pinta o el más próximo a él interactúen a capricho del autor. Un proyecto más actual que ha tenido una gran trascendencia en ese sentido fue el realizado por el colectivo Boa Mistura en Madrid y Barcelona en el que, a fin de humanizar las ciudades, escribieron versos en los pasos de peatones. Tal fue la repercusión, que su nombre terminó de consolidarse y la gente organizaba tours para encontrarlos todos y fotografiarlos.

Este grupo de artistas, realiza diversas intervenciones a nivel mundial y transforman edificaciones en desuso, para integrarlos en el entorno y dotarlos de significado más humano. Como los realizados con los antiguos nidos de ametralladora de las playas de Sa Rápita y Es Trenc, que se construyeron como defensa durante la II Guerra Mundial y quedaron abandonados. Boa Mistura hizo una intervención llamada Paisajes de Paz, pintó de blanco (color típico mediterráneo) las construcciones bélicas y añadió versos del poema Cala Gentil del poeta mallorquín Miquel Costa i Llobera.

También hay artistas urbanos que en sus obras callejeras pareciera que usaran las paredes como lienzos de cuadros tradicionales. Es el caso de Gonzalo Borondo que, a través de sus murales, nos transmite la impresión de que un gigante ha tomado los pinceles y ha creado cuadros melancólicos en los edificios.

Pero no solamente se trata de pintar. Al igual que el arte en los museos, que comprende diferentes especialidades, el arte urbano también se vale de diversas técnicas. Es el caso por ejemplo de las esculturas en bronce que recrean oficios pasados o escenas de la vida cotidiana, y que los transeúntes aprovechan para fotografiarse interactuando con ellas, imitando sus poses etc. Proliferan en muchas ciudades siendo un reclamo turístico más.

O hasta fundas de ganchillo para los árboles o los bolardos de las calles pintados han llenado de color diferentes ciudades españolas. Se trata en definitiva de callejear cámara en mano, de investigar, de descubrir las ciudades desde un punto de vista diferente y vivir el arte fuera de los museos. Turismo cultural al alcance de todos.

Fuente: Guía Repsol

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