Igualeja, paseos sosegados entre estampas otoñales en el Alto Genal

De esas tres villas, la última, que es la de mayor tamaño, cuenta con distintas rutas de senderismo que invitan a pasear tranquilamente para contemplar los colores ocres y rojizos con los que se conforma una espléndida estampa otoñal. Entre ellas, la de las Caleras, que es circular y de escasa dificultad. También hay otros caminos que no hay que descartar si se tiene tiempo y buena condición física, como el itinerario que lleva hasta Parauta o el que lleva hasta Pujerra. En un término medio está el sendero local del Charco de la Cal.

Todos son idóneos para disfrutar del Bosque de Cobre, que se podrá ver con especial intensidad a mediados de este noviembre. Si la climatología no trae temporales de lluvia o viento, podría alargarse hasta el mes de diciembre.

Igualeja es un buen campamento base para disfrutar de este espectáculo de la naturaleza. No sólo por ser un buen unto de partida para algunas rutas de senderismo o en coche (por la carretera que va hasta Pujerra, por ejemplo). También por su sorprendente patrimonio visitable. Precisamente, uno de sus enclaves más sobresalientes es uno de los hitos de la antes citada ruta de las Caleras. Se trata del pequeño barrio del Albaicín, donde las calles estrechas y empinadas recuerdan el pasado andalusí de una población que, sin embargo, recibe su nombre de la repartición posterior a la llamada Reconquista.

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En el pueblo también existen otras zonas de interés, como son las calles del barrio de Santa Rosa o la plaza de Andalucía y su entorno. Dando un paseo por sus rincones se pueden descubrir verdaderas joyas arquitectónicas, como la ermita del Divino Pastor, de estilo barroco andaluz. Según afirman algunos textos publicados, esta capilla clásica podría haber sido parte de un antiguo convento de monjas.

Allí se rinde culto a una imagen del Divino Pastor, que data del siglo XVIII. A pocos metros de allí se puede ver el principal templo del municipio, la iglesia de Santa Rosa de Lima, que se levantó originalmente en el XVI, si bien su aspecto actual se justifica por las reformas realizadas con posterioridad. Allí se rinde culto a una valiosa talla policromada de San Antonio de Padua y a la imagen del patrón de la villa, San Gregorio.

La religiosidad de esta villa de la Serranía de Ronda también se percibe durante todo el año en otros enclaves, como en la propia plaza de Andalucía, donde se encuentra el nicho del Señor de la Misericordia.

Sin embargo, el principal reclamo turístico de Igualeja sigue siendo el lugar conocido como el Nacimiento del Genal, situado en la entrada del municipio. Allí desde una gruta mana con fuerza este emblemático enclave, que está catalogado como monumento natural de Andalucía y rincón singular de la provincia. Atributos no le faltan, y mucho menos en la segunda mitad del otoño, cuando hay algo más de agua y estampas muy propias de la estación gracias a las hojas caducas que crean verdaderas alfombras de tonos ocres.

De la cavidad mencionada sale agua, al igual que de otras zonas próximas. Desde allí, bajan las aguas, atravesando parcialmente el casco urbano hasta unirse a otros arroyos y riachuelos de otros pueblos del entorno para conformar la cabecera del río Genal.

Aunque no es un aspecto del que guste mucho hablar en este pueblo, Igualeja es cuna de dos de los bandoleros más temidos de la Serranía. Allí, dio sus primeros pasos el temido bandolero Flores Arrocha, conocido por sus enfrentamientos con la Guardia Civil. También vivió y murió otro sanguinario forajido del siglo XVIII, Cristóbal Ruiz, más conocido popularmente como Zamarrilla. Este último bandolero es más conocido por la leyenda que lo relaciona con la Semana Santa de Málaga, si bien fue ajusticiado por los crueles asesinatos cometidos en la Serranía de Ronda.