Las recónditas aldeas del interior de la Axarquía unidas por sus alminares

Además de tener poca población y estar lejos de los municipios a los que pertenecen, estos dos diseminados rurales tienen en común un elemento arquitectónico del que pueden presumir sólo dos municipios más en la zona (Árchez y Salares). Se trata de sus alminares, es decir, las torres desde donde hace más de seis siglos se llamaba a la oración a los musulmanes.

Como en otros casos, se destruyeron buena parte de las mezquitas, pero se conservaron estos esbeltos elementos arquitectónicos para convertirlos en las torres campanario de las nuevas iglesias.

Tanto en el caso de Corumbela, que pertenece a Sayalonga, como en el de Daimalos, en territorio de Arenas, durante muchos años estos alminares han estado bajo espesas capas de cal, pero desde hace ya tiempo se los puede ver, más o menos, cómo se levantaron hace ya más de medio milenio.

De los dos minaretes, el que está mejor conservado es el de Daimalos, que hoy hace las veces de torre campanario de la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción. Hoy está considerado como uno de los hitos principales de la denominada Ruta Mudéjar de la Axarquía, que más bien se podría denominar andalusí o nazarí por la época de los vestigios conservados.

Curiosamente, esta pequeña aldea llegó a ser una villa independiente hasta el año 1869. Pero, perdió su independencia, como otras tantas poblaciones, por una reforma llevada a cabo en su día por el Ministerio de Gobernación sobre el Territorio Nacional.

Hoy apenas tiene un censo de cuarenta personas, pero atesora un rico patrimonio histórico que recuerda sus raíces andalusíes. Entre su legado se encuentra no sólo el mencionado minarete sino también una fuente que tiene su origen también en el período andalusí (sobre el siglo XII). Hoy es conocida como la Fuente del Amor o Perdida. Sobre ella hay una leyenda que asegura que quien bebe de ella encuentra pareja.

Por su parte, el alminar de Corumbela, integrado en su iglesia de SanPedro, es también la construcción más importante que se puede encontrar en esta aldea. No hay tanta información sobre su origen ni tampoco sobre el pasado de la aldea, pero se presupone que el minarete puede ser del siglo XIV.

Al igual que Daimalos, Corumbela tiene también un manantial con mucha historia, el de las Tres Fuentes, que está restaurado y sirve para recordar tiempos pretéritos. En este caso, está algo más lejos del casco urbano, en el camino histórico que une a este diseminado con Sayalonga a través del río Turvilla.

También merece la pena recorrer las calles que la rodean, donde se puede ver el tipismo de los pueblos de origen andalusí, aunque hay quien considera que puede tener un pasado romano e incluso íbero.

Otro aliciente para visitar Corumbela en cualquier época del año son sus vistas panorámicas, que son posibles gracias a la ubicación sobre un gran cerro. Hoy hay dos miradores, el de la Era y el de las Pitas, que son recomendables para tener una amplia perspectiva de esta zona de la Axarquía.

Hoy estas dos aldeas pueden formar perfectamente un destino único, a través de la sinuosa carretera que las une, pero, también se puede aprovechar para conocer otros alminares conservados como torres campanarios. No en vano, desde Corumbela se puede ir también por una carretera con curvas hasta Árchez. El pueblo con menos territorio de la provincia de Málaga, que se encuentra a poco más de cinco kilómetros, conserva otro valioso minarete.

Ydesde Árchez parte otra vía local que lleva hasta Salares (a 7 kilómetros), lo que completaría una ruta por los alminares del interior de la Axarquía.