Benaoján, el pueblo malagueño famoso por sus cuevas también presume de gastronomía

Pero, además de lo que la naturaleza le ha otorgado, Benaoján puede presumir de sabores muy tradicionales. Lo saben bien quienes cada año se acercan hasta allí para comprar embutidos, jamones y otros derivados del cerdo para llenar su despensa.

Desde chorizos y salchichones con recetas ancestrales hasta patés, zurrapas, sobrasadas o paletas asadas al horno. El repertorio actual de las empresas que llevan décadas trabajando satisface a todo aquel que busca variedad y calidad.

Hace ya más de un siglo que a este pueblo situado a los pies de la sierra de Juan Diego se le conocía por las chacinas. En aquellos inicios llegó a contar con numerosas fábricas. Actualmente, existen menos, pero los que hay apuestan más por la calidad.

Gracias a ello, en el pueblo se puede comprar una amplia gama de derivados del cerdo. Así, ya sea en el núcleo de la Estación o en el casco urbano de Benaoján hay varias opciones para comprar directamente de quienes elaboran estos derivados del cerdo.

Entre ellos, están El Cerdito Andaluz, Icarben o Chacinas Matoso, que suelen abrir los fines de semana en horario de mañana en casi todos los casos.

También existe la opción de consumir sus productos directamente en sus bares y restaurantes, donde no suelen faltar referencias locales. Desde las propias carnes hasta los embutidos más tradicionales están presentes en sus cartas. Además de cortes más habituales, como las carrilladas, el solomillo, la presa o la pluma, también se puede encontrar habitualmente el lagarto ibérico. También hay incluso establecimientos donde se elaboran manitas de cerdo al estilo más tradicional.

A ello hay que unir la opción para los que lleguen al pueblo para desayunar, ya que en muchos bares se mantiene la costumbre de ofrecer varias cremas untables para el pan: distintos tipos de zurrapas, mantecas, sobrasada o paté.

Pero, además de comprar o comer derivados del cerdo, en Benaoján hay otro gran reclamo tradicional, el pan. En concreto, el mollete que se elabora todavía hoy de la forma más tradicional posible en la panadería Máximo, situada en ese laberinto de calles del casco antiguo de Benaoján.

Es conocido por su tamaño, por su sabor y por su textura. Pero, el elemento diferenciador por su calidad es la masa madre, que es, como aseguran en este obrador, centenaria. De hecho, se habla del año 1912 como origen de la misma.

Este mollete, que se puede comprar allí directamente, se hace con una receta que se guarda a buen recaudo en la familia Heras. Por su elevada hidratación de su masa, se le conoce también como mollete de agua. Gracias a esa singularidad, se consigue que sea ligeramente crujiente por fuera y muy esponjoso por dentro.

Pero, además de este mollete, en esta panadería también elaboran otra masa muy especial y muy arraigada en éste y otros pueblos cercanos, la torta de chicharrones. Con azúcar o sin ella, es un producto que aúna la calidad de la masa de esta panadería con la tradición chacinera de Benaoján.

Para los amantes de los dulces, también hay opciones. La que tiene más solera en este obrador es el mantecado de aceite de oliva, que se hacen durante casi todo el año. Este dulce, que se vende por unidades, recuerda por su textura a la clásica perrunillas por su textura. También conviene preguntar por las galletas de coco rellenas de mantequilla.

Otro hito importante para disfrutar de los sabores del pueblo está en las distintas opciones que hay para tapear en sus bares más tradicionales. También hay buenas opciones para almorzar. Algunas de ellas son tan originales como El Muelle, un restaurante situado en el núcleo de la Estación de Benaoján, donde antes había un edificio ferroviario, hoy es un restaurante especializado en carnes al horno.