Casares: Un pueblo polifacético en la Costa del Sol

Su casco urbano llama la atención por la disposición ordenada de sus casas sobre una acentuada pendiente. Entre otros sobrenombres, Casares se ha ganado el apelativo de 'pueblo colgante', que rivaliza con otro de sus atractivos, ser el pueblo donde nació Blas Infante. En la emblemática calle Carrera, se puede visitar hoy la casa natal del que es considerado como 'padre de la patria andaluza'.

Para llegar a su corazón hay que dirigir los pasos hacia la antigua fortaleza. Tocará subir a pie por cuestas empinadas, que recompensan el esfuerzo con el colorido tipismo de los pueblos andaluces: fachadas encaladas y coloridas macetas.

Así se llega a la antigua fortaleza árabe, que tiene inmejorables vistas al Campo de Gibraltar. Dentro de este recinto se encuentran la primitiva iglesia de la Encarnación, del siglo XIV, en la que aún se vislumbran rasgos mudéjares. Fue restaurada en la pasada década y actualmente es el centro cultural de Casares.

En la plaza principal se encuentra otro símbolo de Casares, la fuente de Carlos III, construida en 1785 bajo el mandato del monarca. Sus cuatro caños manan agua fresca de la sierra durante todo el año.

Casares también puede presumir de paisajes y enclaves de gran valor ecológico. A un paso del casco se puede acceder al paraje natural de sierra de Crestellina, con su singular geología y su amplia colonia de buitres leonados que a menudo se dejan ver por la zona. En esta zona se pueden realizar varias rutas senderistas, como la que une el puerto de las Viñas con el refugio de Sierra Crestellina.

En el otro extremo del territorio casareño aguarde un espectacular conjunto calizo, conocido como la sierra de la Utrera, que está considerado como el 'karst' más meridional de Europa. Espectacular resulta recorrer su vertiginoso 'canuto'.

La localidad también cuenta con parte de otros espacios protegidos, como una porción del paraje natural de los Reales de Sierra Bermeja o el Monte del Duque, un bosque de encinas, quejigos y alcornoques que es lugar de interés comunitario por su arboleda.

Y en Casares también hay playa. Aunque apenas tiene dos kilómetros de longitud, está bien equipada para el disfrute de la época estival. Allí se puede ver una de las atalayas más llamativas de este recorrido, la Torre de la Sal, también llamada como la del Salto de la Mora. Su forma cuadrada, atípica en este tipo de construcciones, y sus dimensiones delatan que no fue usada como una mera torre de vigilancia. El origen de su construcción se remonta a la época nazarí, pero no se finalizó hasta el XVI.

Castillo: Antigua fortaleza árabe que, a su vez, alberga a la antigua parroquia de la Encarnación (hoy centro cultural).

Casa Natal de Blas Infante: Espacio temático sobre el 'padre de la patria andaluza'.

Fuente de Carlos III: Emblemático monumento de 1785.

Playas: Casares cuenta con dos kilómetros de tranquilas playas.

Torre de la Sal: Atalaya litoral muy bien conservada.

Sierra Crestellina: Enclave montañoso protegido como paraje natural.

Sanuto de la Utrera: Espectacular 'karst' considerado como el más meridional de Europa.

Chiringuito La Sal: Acogedor restaurante en la playa.

Kabuki Raw: Prestigioso restaurante en Finca Cortesín.

Venta El Mirador: Restaurante con vistas a Casares Pueblo.

Sierra Crestellina: Quesería tradicional que trabaja con leche de cabras payoyas propias.

Casares: Acogedor alojamiento con vistas al pueblo.

Finca Cortesín: Lujoso hotel cerca de la costa.

El hogar de Lucía: Casa rural en el propio pueblo.

Casares del Mar: Lujosos apartamentos en la costa.