Benarrabá, un verano diferente en el Bajo Genal

Entre otras muchas virtudes, Benarrabá se encuentra en la carretera paisajística Ronda-Algeciras, un camino histórico que forma parte de la denominada Ruta de los Almorávides y Almohades. Si a ello se le une otros atractivos naturales, como el acceso al río Genal o la posesión de parte del monumento natural de las Buitreras del Guadiaro, se puede entender que es una localidad cualificada para atraer a visitantes que quieren un verano alternativo en la provincia de Málaga.

Además, en los dos últimos años, el pueblo ha avanzado en comodidad y confort, en varios aspectos. Por un lado, ha aumentado sus plazas de alojamiento. Así, además de varias casas rurales y el hotel Banu Rabbah, también dispone del Benarrabá Hostel, un concepto vanguardista que cuadra a la perfección con las mejoras de conexión a Internet que ha logrado en el último año y medio este municipio de serrano.

También cabe recordar que el casco urbano ofrece notables atractivos para quienes lo visitan. Así, sus calles cumplen con lo que se espera de un típico pueblo de origen andalusí, con mucha blancura en las paredes y coloridas macetas.

Uno de los iconos más evidentes de Benarrabá es la torre de la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación. Este templo, levantado en el siglo XVI, tiene en su campanario uno de sus principales atractivos. No sólo se puede ver desde casi cualquier punto del pueblo sino que conserva los rasgos arquitectónicos originales.

Por otra parte, como edificio civil sobresale una casa situada en la plaza del Cabildo. El inmueble, que data de finales del XVIII, tiene una fachada de inusuales y coloridos trazos geométricos, que han permanecido durante siglos ocultos bajo la habitual cal. Hoy parece constatarse que tiene más bien relación con tradiciones propias del norte de España.

Con rasgos más propios de Andalucía, también se conservan en el pueblo adarves, balcones y fachadas, que salpican las sinuosas, angostas y a veces empinadas calles de la villa. Basta darse un paseo por el entorno de la iglesia para comprobarlo.

Quienes busquen un atractivo paisajístico y ecológico también lo encontrará en su territorio. Hay que tener en cuenta que el término municipal de Benarrabá alcanza tanto el Valle del Genal como el del Guadiaro, lo que le permite tener una gran variedad orográfica. Así, se pueden encontrar enclaves naturales como Las Buitreras, sobre el río Guadiaro, un gran desfiladero, situado entre Gaucín y la Estación de Cortes de la Frontera.

Esta garganta, que es Monumento Natural de Andalucía, impacta por su impresionante verticalidad. Está considerado junto al Desfiladero de los Gaitanes uno de los cañones calizos más importantes del sur peninsular. Allí merece la pena cruzar lo que en principio parece un puente levantado para salvar el río, al que se conoce como el de Los Alemanes.

Pero el territorio de Benarrabá mira sobre todo hacia el Genal. Desde una atalaya privilegiada se contempla una de las mejores vistas de este valle. Alcornoques, encinas, pinos y castaños componen la arboleda de la ladera que baja hasta el río. A esto hay que añadir numerosos helechos, madroños y brezos, entre otros matorrales.

En toda esta zona existe la posibilidad de seguir algunas de las rutas para practicar senderismo. Entre todas ellas, es especialmente recomendable la que une Benarrabá con Genalguacil, municipio que se encuentra en el otro extremo del valle, para lo que hay que atravesar el río Genal por el Prado de la Escribana, un tradicional lugar de baño para vecinos y visitantes.

Desde dicho enclave, se puede continuar la ruta que lleva hasta Genalguacil por un tramo de la Gran Senda de Málaga o bien ir hacia el Puente de San Juan por otro que tiene identidad como sendero, la llamada Ruta de las Pasarelas. Este itinerario permite conocer la riqueza ecológica del Genal de la forma menos invasiva posible.

Precisamente en las orillas del Genal tiene su origen una curiosa leyenda local, por la que se asegura que una familia de tintoreros musulmanes inventó el color carmesí. Siempre según la tradición popular, se consiguió un tinte con propiedades mágicas, gracias a la calidad de sus aguas y a una cochinilla llamada 'Qarmaz'.