Yolanda Gataparda Díaz
Europa es un dolor de urna para la izquierda. La crónica del rechazo de los ciudadanos a sus políticas. El fracaso de su calimocho ideológico, ... mezcla de lo 'pijowoke' y el comunismo sin destilar. La enmienda a la totalidad a la socialdemocracia que optó por el sueldo oficial y se olvidó del progreso de la sociedad. En 2002, los zurdos dirigían trece de los quince gobiernos de la Unión Europea, ahora son sólo cuatro. Pedro Sánchez es el único que gobierna en coalición con partidos más a su izquierda con permiso de los secesionistas y el maltés Abela lo hace en solitario con mayoría absoluta. La nada.
Los resultados en España de los últimos comicios europeos nos han mostrado la incapacidad por parte del centro-derecha de ilusionar al electorado que sigue a la espera de que Isabel Díaz Ayuso se decida a dar el paso. Hemos conocido la dulce derrota del sanchismo en versión Duracell con las pilas que le prestan los partidos contrarios al régimen del 78. Por último, y no menos importante, señalar la debacle de la sopa de siglas de Sumar con Yolanda Díaz al frente. Tanto fue el rechazo de los españoles a sus propuestas y su política de «a la mierda», que se vio obligada a amagar con su marcha el pasado lunes declarando que dejaba la dirección de la formación. Sin haber pasado veinticuatro horas y sin despeinarse, declaró en TVE que no se iba, que se quedaba. Jamás pensó en abandonar el gobierno. ¿Dónde iba a ir? La nueva 'Gataparda' de la política española asumía así el esquema lampedusiano que magistralmente ha expuesto Luca Constantini en sus crónicas políticas esta semana en 'The Objective': que todo cambie para que todo quede igual. Desde Moncloa el mensaje que se le trasladó es que debía cerrar la desbandada interna en Sumar para que Pedro Sánchez la mantuviera en la poltrona. Debía hacer todo tipo de maniobras de distracción para hacer valer su control del equipo gubernamental y, sobre todo, del grupo parlamentario. Urtasun y Errejón no dudarían ni un minuto en sustituirla si ella seguía mostrando su debilidad. Acostumbrada al ejercicio de la traición política, ella se ha protegido inventándose un nuevo equipo coordinador con Lara Hernández, Elizabeth Duval, Txema Guijarro y Rosa Martínez, que marearán la perdiz el tiempo que sea necesario. Sumar no es nada y por eso ceden al cálculo de interés político de Pedro Sánchez.
Yolanda 'Gataparda' Díaz alumbrará un nuevo lampedusismo patrio para intentar sobrevivir: si queremos cambiar todo, es necesario empeorarlo todo. Nos vemos obligados a recordar las sabias palabras de Cervantes que pueden servir de aviso a navegantes: «Los que juegan con gatos deberían esperar ser arañados».
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