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¿Qué votan las mujeres?

El 60% de votantes indecisos son mujeres y ese dato está marcando la precampaña

Pablo Aranda

Málaga

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Miércoles, 6 de marzo 2019, 00:09

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En una viñeta gloriosa, el dibujante Elgar componía un lema electoral para que se protegiera a los peatones durante una campaña: «Atención, conductor: un peatón es un voto». Una mujer también es un voto. Vale, igual que un hombre, claro, pero de cara a estas elecciones los hombres tienen su voto más decidido. Parece que el 60% de votantes indecisos son mujeres, así que hay que pelear por el voto femenino. Las mujeres, así, en general, como si todas pensasen igual, prefieren votar a PSOE o PP, y los hombres, así, en general, como si todos pensásemos igual, preferimos votar a Ciudadanos o a Unidos Podemos. Ciudadanos atrajo a muchas mujeres, pero los votantes que ha ido perdiendo han sido sobre todo las votantes. Vox es un partido masculino; un discurso de hombres que sólo ha atraído a hombres. Es un momento interesante para la mujer, tanto tiempo al margen.

El espacio ideal para la mujer no se ve de manera única, y ahí están las ideas manifestadas últimamente por cada partido, y todas conllevan adhesiones de mujeres. Es difícil de entender que un votante, aunque sea hombre, no tenga en cuenta lo que un partido propone para mejorar la situación de la mujer, pero queda claro que no todos lo entienden de la misma manera y así andamos, a la gresca. El feminismo era una revolución necesaria que parece que ha llegado y no tiene un frente único. Es una corriente de aire fresco con algunos frentes huracanados que se topa con una sociedad reticente aunque no tanto y con algunos frentes herméticos. La sociedad se mueve y es necesario encontrar nuevos equilibrios y los límites no se ven igual de claros de todos los sectores, pero el camino es una realidad bien llegada. Está bien que el discurso gire alrededor de la mujer. Comparar el número de hombres que aparecían en nuestros manuales del colegio con el de mujeres y la razón por la que aparecían nos da una idea clara de que no todo marchaba bien. O abrir los ojos y ver quién cuidaba de la abuela, nos preparaba la merienda o nos cambiaba los pañales. Cuando la mujer empezó a trabajar fuera siguió cuidando mayoritariamente de la abuela, preparándonos la merienda o cambiándonos los pañales.

Lo malo es que nos enfrentamos al discurso con los nervios a flor de piel y nos ofendemos por todo. Somos una ciudadanía cabreada. Estamos mucho mejor que antes y eso hay que verlo y agradecerlo. Podemos estar todavía mejor y ese camino, en el que estamos, hay que recorrerlo CIS o CIS (los datos sobre ese 60% y la distribución de hombres o mujeres por partidos son sacados del barómetro del CIS). Los partidos actúan en consecuencia y buscan acercarse al feminismo, aunque para algunos quema. Al final valía la pena acordarse de las mujeres por una cuestión de votos. Todo por un voto. Quiero tu voto. Sin embargo algunos, y algunas, morirán con los votos puestos.

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