La verdad y otras mentiras
La mentira no puede hacerse vieja. No tiene suficiente vigor para sobrevivir. Es una hoja caduca, memoria efímera de lo que no fue. Judas besando ... la mejilla. La moneda de la perdición.
La política española abraza la mentira con el frío de otoño. Engaña a la inteligencia y congela la esperanza. Aspira a convertir la verdad en otra mentira más. Sin solución de continuidad y con su falsa promesa. Es una maniobra de distracción tentadora. La guinda del discurso falaz con mandíbula de acero y palabras viscosas. No hace prisioneros. Todos al final nos convertimos en sus víctimas.
Las informaciones que vamos conociendo sobre José Luis Ábalos nos sumen en el pesimismo. Su falta de pudor en su defensa está a la altura de la versión del Gobierno tras la visita de la venezolana Delcy Rodríguez. Pedro Sánchez afirmó en sala parlamentaria que la actuación de su ministro evitó una crisis diplomática. Afortunadamente para todos, un informe de la UCO determina que todo ese argumentario oficial era una sarta de mentiras. Las famosas maletas al final contenían kilos de mentiras y oro.
Sánchez tampoco ha dudado en defender a su fiscal general tras abrirle el Tribunal Supremo una causa por un presunto delito de revelación de secretos. Ha utilizado en esta ocasión una nueva técnica de enmascaramiento mediático denominada 'el bulo del bulo'. La culpa es de la pareja del ciudadano que denunció que sus derechos fueron vulnerados. Un triple mortal del trilerismo político. Una mentira doble.
Finalmente Moncloa, al conocer la resolución del Tribunal Superior de Justicia de Madrid en la que rechaza la querella de Pedro Sánchez contra el juez que instruye la causa de su mujer, nos ha regalado lo que en el futuro se conocerá como 'lawfare inverso'. Señalamiento y hostigamiento de los magistrados que no sustentan sus relatos desde la trinchera política. La abogacía del Estado y la fiscalía al servicio de la Pedrocracia. Critican sin respeto institucional alguno a los jueces que se atreven con el número 1. Todos los medios de comunicación del equipo de opinión sincronizada del sanchismo buscándole peluquero al juez Peinado. Su objetivo final es introducir en el imaginario colectivo que todos los jueces son de derechas. Su ambición es la de politizar la justicia. Así se entienden los nombramientos escandalosos de los sanchistas Lola Delgado, Juan Carlos Campo o Conde Pumpido. El mantra del «no hay caso», el argumento que han repetido hasta la saciedad desde el Ejecutivo, con ministros actuando como portavoces de la familia, ha quedado completamente desmontado. Es falso.
Me quedo con los versos de Quevedo: «Mal oficio es mentir, pero abrigado:
eso tiene de sastre la mentira, que viste al que la dice».
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