El ventrílocuo de sí mismo
VOLTAJE ·
José Luis Moreno se ha convertido en su propia marioneta, hecha con su pelo y con su piel'El ventrílocuo de sí mismo' es el título de un disco de Sr. Chinarro, el segundo mejor titulado después de 'El porqué de mis ... peinados', que también podría ser el nombre de cualquier columna. He pensado en ese disco mientras ojeaba la interminable lista de adjetivos con los que se describe ahora a José Luis Moreno, un villano siniestro con tantas fisuras que es al mismo tiempo creador y personaje, muñeco y titiritero. Se desvela su propia marioneta, hecha con su pelo y con su piel.
Los robos en su casa se convierten ahora en ajustes de cuentas perpetrados por albanokosovares en su mansión de Bobadilla que, con sus 15 personas de servicio y la reivindicación de la figura del mayordomo, es dirección postal y metáfora de una vida que parecía sacada, toda ella, de una serie de ricos de los noventa. Él mismo se ha encargado de promover un halo de misterio que se transforma en hundimiento, con un currículum decorado con facetas increíbles como que alguna vez fue exitoso cantante de ópera, que fuera campeón europeo de patinaje sobre hielo o que ejerciera de neurocirujano, como tampoco se sabe nada de los 26 libros que supuestamente ha escrito ni de los 13 idiomas que domina «a la perfección». Lo que sí está claro es que se ha hecho millonario en 'el mundo del espectáculo' que al final le ha terminado engullendo, como aquellas galas que terminaban enterradas en su propia caspa y sólo se salía a la superficie mediante el desfile de modelos en bañador. De todo lo que se está diciendo estos días de José Luis Moreno, lo que más me gusta es que cuando trabajabas con él te podía despedir por cualquier cosa: por sentarse en su silla, porque se te cayera Monchito o porque tenía acidez estomacal. Dicen que Moreno podía felicitarte por la mañana y obligarte a firmar el finiquito al caer la tarde. Es el ejemplo, además, de que se pueden tener deudas con todo el país y viajar en avión privado. En todo culebrón que se precie tiene que haber cintas de vídeo y, en este caso, parece que Moreno tenía montado su propio videoclub con grabaciones de gente conocida en las noches de fiestas que daba en su casa, escondidas en una habitación del pánico.
Su última superproducción se llama 'Operación Titella', la investigación que destapa un entramado que ha supuesto la detención de más de cincuenta personas, el cuerpo de baile de una red de estafa y corrupción. La noticia ha traído además el típico despellejamiento mediático, y ahora a José Luis Moreno le salen amantes y novios debajo de cada piedra todos los días, y compañeros de profesión a los que les debe dinero. Se dibuja una vida de marioneta, un mundo siniestro que es difícil imaginarse sin él.
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