Unidos contra el virus y la infamia
CARTA DEL DIRECTOR ·
Esta guerra sólo se puede ganar unidos, concienciados y dispuestos a luchar con todas nuestra armas con un objetivo común. En la infantería, todos los ... profesionales sanitarios que, literalmente, se están dejando la vida por salvar la de todos. Y el resto de profesionales y currantes que día a día se ponen manos a la obra para que podamos alimentarnos, cuidarnos e informarnos. Y en la retaguardia, los investigadores, centrados en hallar soluciones y vacunas. Y en este campo de batalla, todos los ciudadanos y las administraciones públicas, que debemos trabajar juntos, sin fisuras y enfocados en lo importante y lo esencial: salvar vidas, ganarle al virus y recuperar nuestra forma de vivir cuanto antes. El día después, cuando llegue, será duro, complicado y, en una crisis de estas dimensiones, despiadado. Pero tranquiliza saber que ya hay muchas personas pensando en ese día después, en cómo impulsar la economía, socorrer a las pequeñas y medianas empresas y, definitivamente, volver a nuestro pequeño mundo.
Pero hoy, tristemente, no solo hay que combatir el virus. También hay que hacer frente a la infamia, que la RAE define como descrédito, deshonra, maldad o vileza. Porque no hay nada más infame que aprovechar esta crisis del coronavirus para sacar beneficio político. Sería una terrible pesadilla ver a todo un vicepresidente del Gobierno saltarse la cuarentena para reclamar protagonismo, para pedir su sitio en las ruedas de prensa del comité de crisis en las que no tiene nada que decir más que lanzar consignas políticas. Sería una pesadilla contemplar cómo un partido que sostiene al Gobierno de Pedro Sánchez promueve una cacerolada contra una institución del Estado en pleno estado de alerta. Sería una pesadilla que todo un vicepresidente del Gobierno alentara esas movilizaciones desestabilizadoras. Sería una pesadilla que el mismo partido con responsabilidades de gobierno utilizara imágenes del atentado terrorista del 11-M en Madrid en un vídeo promocional y político en plena crisis del coronavirus. Sería una pesadilla que personajes relevantes de ese mismo partido lanzaran bulos y 'fake news' para confundir a la ciudadanía, en este caso contra Amancio Ortega, al que acusan de despedir a sus empleados cuando la verdad es que por ahora mantiene todos los empleos.
Pero resulta que esa pesadilla es una auténtica realidad. Sí, una triste realidad. Es absolutamente inaceptable e infame que un partido como Podemos y un vicepresidente del Gobierno, como Pablo Iglesias, estén utilizando para su beneficio la crisis del coronavirus, que se va a cobrar miles de vidas.
El presidente Sánchez, que ayer volvió a mostrarse desnortado en una intervención vacía y vacilante, debería darse cuenta de que es cómplice y responsable de todo ello; debería darse cuenta de que España, más que nunca, necesita un gran pacto que integre a los que quieren trabajar por el país y separe a los que quieren desestabilizar el Estado, agitar la convivencia y romper España.
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