Las torres de Repsol y el buen ejemplo de Martiricos

De un tiempo a esta parte se ha puesto en marcha un movimiento para contestar todos los desarrollos urbanísticos que lleven alguna torre. El PSOE y los partidos de la izquierda quieren rentabilizar políticamente esto, aunque no se sabe si lo hacen por convicción o por estrategia para desgastar al alcalde de Málaga. En el caso de las torres de Repsol no parece ninguna barbaridad que se levanten cinco edificaciones, tres de ellas torres de gran altura, en el inmenso solar que hay allí, lo que permitiría conseguir dinero para el Ayuntamiento (las cosas no se hacen gratis) y a la vez obtener un parque de nada menos que 70.000 metros cuadrados, edificios para pisos y para oficinas, una de las grandes reivindicaciones de las empresas que quieren instalarse en Málaga. Una de esas torres está diseñada por el japonés Toyo Ito, galardonado con el premio Pritzker (el Nobel de la Arquitectura) en el año 2013, y considerado uno de los arquitectos más influyentes del mundo. De entrada, no tiene mala pinta que en Málaga ponga su firma un profesional como Ito. La plataforma y los partidos quieren que todo sea un gran parque. Es respetable, pero no parece un mal proyecto revitalizar la zona con nuevos edificios, que, sin duda, darán un gran realce al barrio, lleno de inmuebles bastante antiguos. La arquitectura no se puede ver como un atentado contra el medio ambiente. Ese es un gran error. Son innumerables las ciudades que son reconocibles por sus edificios. Un buen diseño urbanístico con edificios de calidad da valor añadido a las capitales. Y en el caso de Repsol va acompañado por un extenso parque, que nadie se olvide de eso.

En Málaga hay un ejemplo reciente para cotejar que el proyecto de Repsol es realmente bueno: Martiricos. La operación ha salido redonda. Gracias a la construcción de las dos grandes torres, el barrio ha logrado un parque de casi 28.000 metros cuadrados, un edificio de VPO de 224 viviendas, se han urbanizado todos los viales que circundan la zona y hay 198 viviendas de alquiler en las citadas torres, que también albergarán dos hoteles. Y se va a construir otro edificio para oficinas. El Ayuntamiento cobró un total de 23 millones de euros que se han revertido en la ciudad. Y lo que es más importante, se ha conseguido revitalizar un barrio que estaba en franca decadencia. Todos los días pateo el barrio de Martiricos, debido a que SUR forma parte del mismo, y les puedo asegurar que los vecinos están muy contentos con la nueva dimensión que ha adquirido el barrio. Las torres, una vez que ya están terminadas, tienen un diseño espectacular (es mi opinión, aunque para gustos colores), y ya están vendidas el 81% de las mismas, que están previstas entregarlas en noviembre. Hombre, no parece que esté tan mal cuando los ciudadanos se van a vivir allí. Después está el parque, que hay que verlo como un gran pulmón más que como un lugar de ocio, pues para ser sinceros pocas veces se ve con mucha gente a lo largo del año. En Málaga se es más de ir a los paseos marítimos para expandirse que a los parques. El ejemplo lo tenemos en el Parque de Málaga, donde no acude mucho el personal pese a la riqueza botánica que atesora. De hecho, la zona más concurrida del mismo es la esquina donde está el semáforo y el paso de cebra por el que se accede al Palmeral de las Sorpresas y al Muelle Uno. Esa es la gran realidad, para qué engañarnos, pero eso no obsta para expandir las zonas verdes por la ciudad. Lo que está claro es que Martiricos es hoy un barrio mejor. Que nadie lo dude.