Susana Díaz, lo que dice
El rayo verde ·
La presidenta de la Junta repite estos días por doquier varios mantras respecto a las al fin convocadas elecciones andaluzas. No se aburran. El caso ... es que de tanto usarlas, las palabras no es que se gasten, es que desvelan su profundo sentido. Que no es exactamente lo mismo que parecen querer decir, sino mucho más.
Ya pasaba cuando pregonaba con una sonrisa que «Andalucía es garantía de igualdad en España», lo que viene a ser un enseñar los dientes en toda regla para advertir que bajo ningún concepto pasará por aceptar un acuerdo que mejore a Cataluña.
Ahora la presidenta dice una y otra vez que quiere un debate «con acento andaluz», tras reiterar que por esta causa no habría convocatoria conjunta con otros procesos electorales. Aparte de que es lógico que en unos comicios regionales se hable de los problemas regionales, como de lo municipal en locales, la insistencia del mensaje tiene un subtexto: el pánico a que las urnas que la han de examinar se contaminen con el problema catalán, que quiera o no dará alas a Ciudadanos, o con la gestión del Ejecutivo nacional de Pedro Sánchez. Si hubiera convocado para septiembre, como muchos le pedían, la ola de simpatía por el 'gobierno bonito' le habría favorecido. Ahora estará al albur de la volatilidad de la política general, donde hoy puede soplar bonanza por el acuerdo con Podemos, que a fin de cuentas es sólo un primer paso, no sacar los Presupuestos, pero mañana quién sabe qué nuevo marrón puede saltar. Díaz quiere evitar que las andaluzas sean un primer round de las nacionales, pero mejor que desista del empeño. Todos se juegan demasiado como para andarse con purismos.
También reclama la presidenta que los demás grupos políticos «hablen bien» de Andalucía. Es decir, cuidadito con lo que decís. Díaz, experta en envolverse en la bandera blanquiverde y en identificar las críticas a su gestión con la ofensa a la comunidad, juega con ventaja. La torpeza de los rivales es legendaria y no se enmienda. Véase a Casado hablando de «mil millones gastados en putas y cocaína» por el PSOE andaluz. La deriva derechista de su líder va a poner en grandes apuros a Juanma Moreno.
El discurso inicial de Díaz está estudiado al milímetro, pero transparenta más de lo que debiera. Así, cuando exhibe otra sonrisa para proclamar que «estoy feliz» cuando se le recuerda el fiasco de las primarias. Sabe que será munición contra ella en esta campaña decisiva e intenta aliar el golpe con exhibición sentimental. La presidenta ha pulido mucho su estilo (ya no habla tanto de 'mis hospitales' 'mis dependientes', 'mis colegios') pero aún le traiciona el inconsciente, como cuando alude a la «inestabilidad nacional», en un rejón evidente a Pedro Sánchez.
Los comicios vienen más abiertos que nunca. Todos andan locos con los 'trackings' e intentando afinar con los restos, que serán cruciales. De modo que el baile no ha hecho más que empezar. Va a ser apasionante.
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