No sólo un puñado de nostálgicos
Vox disputó ser la segunda fuerza política en Málaga hasta el escrutinio de la última urna
Ya no somos un puñado de nostálgicos, como nos acusaban despectivamente, somos muchos y mucho más», decía anoche un militante malagueño de Vox, repleto de ... euforia. Tercera fuerza nacional, tercera fuerza en Andalucía, tercera fuerza en Málaga (disputando hasta el escrutinio de la última urna ser la segunda)... De 24 a 52 diputados. ¿Increíble? No para todos: analistas neutrales ya habían avanzado lo que podía ocurrir argumentando que hay cosas de las que los partidos políticos tradicionales no se han dado por enterados: una buena parte del electorado está cabreado y hasta el gorro de lo que se podría denominar 'políticamente correcto', y al partido de Abascal se le puede tachar de lo que se quiera, menos que no dice lo que defiende de forma rotunda, sin ambages, sin ningún complejo: a quien le guste que se apunte, y a quien no que ni mire, que no les importa. Otras cosa es que guste más o menos lo que dice.
Es evidente, y pensar lo contrario sería un error mayúsculo, que en situaciones de crisis o de violencia como la que se ha vivido en las últimas semanas en Cataluña (llamarlo de otra manera es un eufemismo de quienes están jugando al zorro y la gallina) hay sectores del electorado que acuden a los que prometen seguridad frente a inestabilidad, así como los que ven peligrar la unidad de España. Y ahí Vox ha entrado de lleno. Vox ya no es un partido marginal como nos lo han querido presentar desde las grandes fuerzas políticas. Ni mucho menos es un partido sustentado exclusivamente por nostálgicos del pasado o por fachas, porque miren nadie puede pensar que en España haya casi 3,6 millones de ellos, ni por supuesto que en Málaga (la 'roja') haya 160.000 'totalitarios'.
Tras los resultados de anoche, ¿qué papel jugará Vox en España? ¿Y en Andalucía?...
Los restantes partidos (sobre todo el PSOE) deben mirar su actitud para con Vox así como la política utilizada hasta la fecha. Su discurso excluyente, por contra, ha dado no pocos seguidores a la formación liderada por Abascal. Un partido que en apenas siete meses ha disparado de tal forma sus resultados electorales no es baladí, sobre todo porque un buen montón de votos los ha repescado, sobre todo de un Ciudadanos que no sólo va a pagar cara su ridícula actitud de no presentar candidato a la Generalitat tras haber ganado las elecciones en en Cataluña, sino que no ha sido capaz de apuntalar el crecimiento que viviera en las elecciones de abril. Ni un partido (Vox) ni otro (Ciudadanos) podían esperar semejantes cambios en sus guarismos totales.
¿Y ahora qué? Aparte de España, que no es poco, habrá que ver qué sucede en Andalucía respecto a las actitudes de unos y de otros. Vox está crecido, y con razón: pocos podían imaginarse que un partido de extrema derecha, como lo califican no pocos de sus oponentes, llegara a ser, como así ha sido, tercera fuerza política de una Comunidad autónoma como la nuestra, nada sospechosa al respecto. ¿Pedirá entrar Vox en el Gobierno de Moreno Bonilla tras el 10-N?¡Hay tantas interrogantes por despejar!
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