Borrar

El sentido del final

CITA EN EL SUR ·

Lo que estamos aprendiendo del ser humano durante el confinamiento

Pablo Aranda

Málaga

Sábado, 4 de abril 2020, 10:21

Comenta

La policía ha detenido a un hombre por saltarse el confinamiento dos veces en Fuengirola y robar siete televisores. Uno se atreve a salir a ... la calle ya es capaz de todo, aunque puede ser que todo estuviese premeditado y se lo saltase para robar. Siete televisores, en dinero, no es demasiado, pero sí que son muchas teles: para darles salida hace falta una casa muy grande o una buena red que recepcione lo robado. Es importante ser cauteloso y actuar en compañía, mucho mejor hacerlo con las televisiones apagadas. Estos días vemos mucha tele y en la red oscura el mercado de monitores seguramente está que arde. En Holanda han aprovechado la pandemia para robar un cuadro de Van Gogh cuya imagen es siempre la misma. Los cuadros de Van Gogh cuestan un ojo de la cara, o una oreja. Cuánto tiene que picarte la oreja para que prefieras cortártela. Para que encima pase como con los miembros amputados, que siguen picando cuando ya no están; bueno, sí están, aunque en otra parte. En ese sentido soy muy íntegro y me da respeto ser descuartizado, sin embargo estaría dispuesto a tolerarlo siempre y cuando sea después de muerto. Un poco más allá de Fuengirola, en Marbella, una mujer ha sido detenida por saltarse el confinamiento también dos veces, pero en vez de robar televisores se fue a bañarse a la playa. La mujer es de origen árabe, como Nadir Saidi, también de Marbella, quien ha decidido no cerrar su restaurante Marhaba (significa bienvenida en árabe, casi sólo a eso llegan los tres años que pasé estudiando el semítico idioma) y ofrecer desayunos y cenas gratis a personas sin hogar y familias necesitadas. El primer día atendió a más de cien personas. ¿De qué pasta está hecha esta gente buena?

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur El sentido del final