La Semana Santa está vacía
VOLTAJE ·
He visto muchedumbre sentada frente al hangar de un trono que no saleLa Malagueta se está llenando de clínicas de varices. Suena Palito Ortega, un muchacho como yo. Todo esto me lleva a una dimensión arterial de ... la vida que es así, por las varices y por las peluquerías de perros.
Hay clínicas de mascotas en el barrio junto a restaurantes con camareros que se alegran de verme. Parece que me van a invitar a la próxima. La próxima sin embargo se sirve en casa. La Semana Santa está vacía. No de gente, sino de vela y de perspectiva. De salidas y de encierros que no va a haber en esta ciudad que añora y se empeña en recrear todo en la mente.
Suenan músicas por altavoz en la calle Larios. Va el alcalde con un frac que no lleva y a la mínima da la campanada, como me pasa a mí. Tengo amigos viejos que van en camisón vaquero y pretenden a mis amigas de gafas. Los dos son del mismo signo. Hay una vejez que todavía se empeña en cantar y hay chicas que tienen 'feeling' sobre conciertos grabados sin imagen.
El camarero insiste sobre vinos que debemos probar. Decimos que sí, que probaremos. Después veremos un pendrive con imágenes de una boda lejana que no es nuestra. El Supersol está vacío y hay carritos cruzando pasillos escasamente metálicos. Hay bebidas templadas que esperan el encuentro entre la compra y el cruce con un ser que acabo de presentar a otro ser desconocido que no lo es tanto. Es todo cuestión de tiempo entre ella y él. Las calles están llenas de locales con el cartel de cerrado. Ya no están los bares que estaban. Ya no están las tiendas que estaban. Hay ultramarinos que sólo son ultramar en Amazon.
En esta procesión suena un disco. El cantante ya no sale por miedo al Covid. El cantante tiene hijos que sí salen. Todos de blanco en las revistas. Todos de blanco en las páginas. La vida es casual, la vida es deseo, la vida es un polen que circula como la música, que también es un polen. Soy alérgico. Hoy he tomado copas con un viejo maestro que tiene hernia de hiato. Viene de la farmacia. La farmacia es la hornacina de la religión del miedo. Mi amigo es una virgen coronada de recetas.
Málaga es un museo vacío. Se ha quedado sin imágenes. Hay muchedumbre con ropa de Semana Santa esperando la nada. Se han sentado frente al hangar de un trono que no sale. La música insiste por la calle vacía. Los recuerdos intentan reconstruir semanas que hubo. El camarero dice que este vino es viejo, pero no es viejo. Hay que probarlo. Por el whatsapp me llegan amigos agonizantes. Dicen que nos veremos.
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