Santi Millán y la pornografía social
VOLTAJE ·
Es triste la facilidad con la que la gente se afana en destruir la vida de alguienEl actor Santi Millán ha sido el último personaje que ha sufrido la publicación en internet de un vídeo sexual y, desde entonces, eso tan ... abstracto que se denomina opinión pública se ha definido en las redes sociales en todo su esplendor. El hecho de que la mujer que aparece con él no sea su esposa ha generado opiniones, muchas lamentables, en las que se dispara la mofa y el señalamiento, y en otras él queda de infiel o de conquistador, la mujer de promiscua y la esposa de engañada. En la mayoría de comentarios se olvida que el actor es la principal víctima, pero también la mujer, sus seres queridos, o su familia. Muchas veces este tipo de contenidos se distribuye por venganza, acoso o extorsión, en otros casos por mero divertimento o por la supuesta gracia de hacer daño. Por maldad, al fin y al cabo, y por la complicidad de muchas personas (cientos, miles, millones) incapaces de ponerse en el lugar del otro, un fenómeno que es peor cuanto más conocido es el personaje.
No he buscado el vídeo, no me interesa y, ahora que lo pienso, apenas he visto ninguna película, programa o serie protagonizada por este actor, aunque tampoco voy a actuar como guardián de la moral. El ser humano es curioso por naturaleza, o cotilla por devoción, y una parte considerable del uso que se le da a internet es la búsqueda de pornografía. Quienes escribimos sabemos que un titular que incluya algún término sexual suele disparar el interés del artículo. De todas las respuestas, sobresale la de su esposa, Rosa Olucha, que ha publicado un texto sobre la libertad, el respeto y la tolerancia, la vergüenza que provoca que el sexo consentido siga resultando escandaloso, o los diversos tipos de familia que existen. 'Se filtra un vídeo sexual de Santi Millán siendo infiel a su mujer', dicen muchos titulares.
Es muy difícil hacer desaparecer este tipo de contenidos, pero se insiste en que divulgarlo es un delito. La ley se cambió por el caso de Olvido Hormigos, una concejala socialista que fue víctima en 2012 de la difusión de un vídeo sexual que truncó su carrera política, aunque la convirtió en un personaje televisivo. En ese caso, no hubo robo ni apropiación ilícita; el vídeo fue grabado con consentimiento y enviado por propia voluntad de su protagonista, pero su repercusión provocó el cambio del Código Penal y, desde entonces, la difusión también constituye un delito, incluso entre terceros. Cada año se celebran en España cientos de juicios por este motivo. La intimidad en internet continúa siendo un asunto pendiente. También el respeto a los demás. Es triste la facilidad con la que la gente se afana en destruir la vida de alguien.
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