Periodísticamente el traslado de Franco ha sido una mina, y el prior Cantera se muestra consternado. Los operarios lo han dejado todo lleno de arena, « ... patas arriba», «sucio y movido», se queja Cantera. Ha sido un terremoto, aunque para ver la graduación exacta en la escala de Richter habrá que esperar a las elecciones. El terremoto que sacudió ayer Málaga a media mañana tuvo una magnitud de 4,7, casi aprobado, y el epicentro estuvo junto a Olvera, lugar de origen de Javier Arenas. El Instituto Andaluz de Geofísica lo ha calificado de microterremoto. No he seguido de cerca el traslado de Franco, pero sé que no hubo que cambiar el ataúd. Un hombre aseguraba en un bar que Franco nunca estuvo en ese féretro, pero la gente habla y habla, sin datos. La familia Franco ha calificado «esto» de dictadura. La humedad contribuye a la momificación de los cadáveres, aunque el cierre hermético aísla bien. Franco mantenía en su mesita de noche la mano incorrupta de Santa Teresa, que tomó del convento de las Carmelitas en Ronda, a donde fue devuelto tras la muerte del dictador. Coincidiendo con la exhumación la policía ha encontrado en Madrid el cadáver momificado de una mujer de 78 años que llevaba 15 años muerta en su vivienda. Un familiar comunicó a la policía que la echaba en falta y procedieron a entrar en el domicilio. Claro, llevaba 15 años sin llamar a ese familiar para felicitarle la Navidad y se extrañó. Como el título de aquella novela de Millás, la soledad era esto.
Un parlamentario andaluz de Ciudadanos por Almería ha dimitido tras descubrirse que en sus viajes al Parlamento cobraba a quienes viajaban con él, a pesar de contar con dietas para el viaje. Se ha justificado explicando que lo hacía para no sentirse solo mientras conducía. Es verdad que otros, también para no sentirse solos, no habrían dimitido. De Almería a Sevilla se cobran unos 25€ por pasajero a través de la plataforma en la que se anunciaba. Podía sacar 100€ limpios, que no está nada mal. Ahora las jornadas tal vez le sean largas y su teléfono apenas suene. La vida era esto, pagar por los viajes, hacer colas, opinar de la exhumación, hablar y que te hagan el caso justo. Muchos recurren al móvil para sentirse siempre acompañados, aunque esto es un arma de doble filo. Ayer una mujer cayó a las vías del metro de Madrid cuando llegaba el tren por ir consultando el móvil. Pudo introducirse en un hueco y así salvarse. En Marbella un hombre echó esta semana en falta a su hijo y denunció su secuestro. La policía lo liberó para detenerlo poco después, parece que todos eran traficantes de droga y que el hijo de este señor trató de no pagar y lo ha pagado caro. Un terremoto familiar con réplicas incontroladas. De repente el guión gira y la vida se nos pone patas arriba. Sucia y movida. Como si alguien nos sacase algo de dentro y lo pusiese en otro lugar, y no tuviéramos un prior que vele por nosotros, solos, como el mismo prior.
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