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La prensa como isla neutral

CARTA DEL DIRECTOR ·

Manuel Castillo

Málaga

Domingo, 17 de mayo 2020, 10:10

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Esta semana que ahora termina me topé con una frase de un filósofo y médico amigo: «En casa llevo un sombrero y en la oficina ... llevo otro, pero los dos me los pongo en la misma cabeza». Con ella hacía referencia a uno de los peligros de la vida moderna que directamente afectan a la ética y a la moral: la diferencia entre los comportamientos en la esfera pública y en la privada. Basta con echar un vistazo a la actualidad para darse cuenta cómo muchos de nuestros políticos se alternan estos dos sombreros continuamente, lo que nos hace preguntarnos sobre la legitimidad ética de sus comportamientos. La vida política se desarrolla estos días en un lodazal salpicado de trincheras inmorales y bajo una paradoja: todo el mundo habla, escribe y debate sobre un palo de golf pero en realidad es una escoba. Y así todo. Estamos acostumbrados a que los políticos se insulten, pero ahora ya, incluso, insultan a los ciudadanos que no piensan como ellos; y ocurre igual en algunos medios de comunicación, en los que las peleas barriobajeras han dado paso también a insultar al contrario por sus ideas. Quizá asistimos a lo que el politólogo Arias Maldonado describe como una extraordinaria intoxicación populista de nuestra democracia.

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