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El rayo verde

PIJAS E INSOLIDARIAS

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Lunes, 15 de enero 2018, 08:04

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El manifiesto anti feminista de diversas intelectuales francesas, con Catherine Deneuve como cara más conocida, ha dado alas a la reacción del machismo, aterrorizado porque ha quedado en evidencia como nunca hasta ahora y, espero, para siempre. El movimiento #MeToo y otros son un punto y aparte en la impunidad de los abusos. Muchos temen ser los siguientes.

El contraataque, al venir desde mujeres, parece tener una legitimidad. Además, se adorna de un supuesto progresismo por advertir de que tras la denuncia contra los abusos hay 'puritanismo'. La vieja historia que acaba en la aprobación de la prostitución.

Las mujeres son libres para decidir y dueñas de su propio cuerpo. En eso coincidimos. Pero poner en duda que existen abusos terribles y normalizados es de una irresponsabilidad suprema, más ahora que empiezan a verse en toda su crueldad, más cuando viene desde mujeres que rechazan cualquier empatía con las víctimas. Las que no han tenido que sufrirlo en sus propias carnes o es que han gozado de una suerte inesperada o han vivido en Wonderland, pero sobre todo están desinformadas. No se trata de tocar una rodilla, tengan respeto, se trata de una escala que va desde el exhibicionismo, los tocamientos repugnantes en los transportes, el «pasar por la piedra» laboral hasta las violaciones más salvajes, que no entienden de edad y se ceban con niñas; que llegan a tener impunidad e incluso hay lugares del mundo donde están normalizadas, donde nadie interviene para pararlas y hasta el criminal es perdonado si se casa con su víctima.

El feminismo tiene mucha tarea, como se ve, para hacer comprender a todos, y a las mujeres en primer lugar, que se trata de una cuestión de derechos humanos que no admite discusión, aunque tenga matices. No se crean las reinas del chic que no sabemos distinguir entre un ligue y lo siguiente. Son tan pijas que no ven, o no quieren ver, que por ejemplo en este país se denuncia una violación cada ocho horas, que hay más mujeres muertas por sus parejas que víctimas de ETA.

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